Hisotria de un amor turbio

Páginas: 87 (21612 palabras) Publicado: 11 de febrero de 2010
HISTORIA DE UN
AMOR TURBIO
Horacio Quiroga
I
Una mañana de abril Luis Rohán se detuvo
en Florida y Bartolomé Mitre. La noche anterior
había vuelto a Buenos Aires, después de
año y medio de ausencia. Sentía así mayor el
disgusto del aire maloliente, de la escoba
matinal sacudiendo en las narices, del vaho
pesadísimo de los sótanos de las confiterías.
El bello día hacíale echar de menossu vida de
allá. La mañana era admirable, con una de
esas temperaturas de otoño que, sobrado
frescas para una larga estación a la sombra,
piden el sol durante dos cuadras nada más.
La angosta franja de cielo recuadrada en lo
alto, evocábale la inmensidad de sus mañanas
de campo, sus tempranas recorridas de
monte, donde no se oían ruidos sino roces,
en el aire húmedo y picante de hongos ytroncos carcomidos.
De pronto sintióse cogido del brazo.
—¡Hola, Rohán! ¿De dónde diablos sale?
Hace más de ocho años que no lo veo...
Ocho, no; cuatro o cinco, qué se yo... ¿De
dónde sale?
Quien le detenía era un muchacho de antes,
asombrosamente gordo y de frente estrechísima,
al cual lo ligaba tanta amistad
como la que tuviera con el cartero; pero
siendo el muchacho de carácteralegre, creíase
obligado a apretarle el brazo, lleno de
afectuosa sorpresa.
—Del campo —repuso Rohán—. Hace cinco
años que estoy allá...
—¿En la Pampa, no? No sé quién me dijo...
—No, en San Luis... ¿Y usted?
—Bien. Es decir, regular... Cada vez más
flaco —agregó riéndose, como se ríe un gordo
que sabe bien que habla en broma de la flacura—.
Pero usted, —prosiguió— cuénteme:
¿qué hace allá?¿Una estancia, no? No sé
quién me dijo... ¡También! ¡Sólo a usted se le
ocurre irse a vivir al campo! Usted fue siempre
raro, es cierto... ¿A que usted mismo trabaja?
—A veces.
—¿Y sabe arar?
—Un poco.
—¿Y usted mismo ara?
—A veces...
—¡Qué notable!... ¿Y para qué?
El muchacho obeso gozaba, muy contento,
a pesar de la tortura del cuello que lo congestionaba,
del pantalón que bajo elchaleco lo
ceñía hasta el pecho, ahogándolo. Sentíase
felicísimo con la ocasión de un hombre raro
que no se ofendía de sus risas.
—Sí, el otro día leía una cosa parecida...
Astorga, eh? Tolstoi, eh? Qué bueno!
Y a pesar de todo era un buen muchacho
quien le hablaba, lo que hacía pensar de nuevo
a Rohán en la dosis de corrupción civilizadora
que se necesita para convertir en ese
imbécilescéptico a un honrado muchacho.
Por ventura, Juárez había pasado a mejor
tema, informando a Rohán en tres minutos
de una infinidad de cosas que éste nunca
hubiera soñado averiguar. Rohán lo oía como
se oye sin querer, cuando uno está distraído,
la charla lejana de los peones en la chacra.
De pronto Juárez notó que la mirada de su
amigo pasaba fija sobre él, y callándose miró
a su vez. Doschicas de luto avanzaban por la
vereda de enfrente. Caminaban con la firme
armonía de paso que adquieren las hermanas,
el cuerpo erguido y las cabezas serias y
decididas. Pasaron sin mirar, la vista fija adelante.
Rohán las siguió con los ojos.
—Son las Elizalde —dijo Juárez, bajando a
la calle para estorbar menos y conversar mejor—.
¡Qué tiempo que no las veía! ¿Las conoce?
—Un poco...—No lo vieron. Son monas chicas, sobre
todo la más alta. Es la menor. Viven en San
Fernando... Están muy pobres.
—Yo creía que tenían fortuna...
—Sí, en otro tiempo. El padre estaba bastante
bien. Aunque con el tren que llevaban...
Tenía hipotecado todo. Murió hace cerca de
un año.
Rohán no pudo menos de hacerle notar:
—Bien enterado...
El muchacho obeso soltó una gran carcajada,echándose adelante de risa cómo una
mujer.
—¡No tanto, no sea tan malo! —repuso—.
¡Hay que dejar de ser pobres, amigo Rohán!
No todos tenemos la suerte de heredar estancias...
aunque tengamos que arar —
añadió con otra carcajada, sujetándose de las
solapas de Rohán con cariñosa confianza.
Se fijó en el traje de éste.
—No trabaja con esta ropa, ¿verdad?...
¿Por qué no viene de botas?
Pero...
Leer documento completo

Regístrate para leer el documento completo.

Estos documentos también te pueden resultar útiles

  • Confusión y amor en “Historia de un amor turbio” de Horacio Quiroga
  • Hisotria De Amor Y Amor
  • HISOTRIA
  • hisotria
  • Hisotria
  • Hisotria
  • Hisotria
  • hisotriadora

Conviértase en miembro formal de Buenas Tareas

INSCRÍBETE - ES GRATIS