hominidos

Mi cuerpo, tu cuerpo, el cuerpo humano (Primera parte)


Por Daniel Vidart (*)
En un principio era el cuerpo. Integrante de la fauna, el proyecto de Homo sapiens latente en los homínidos que nomadizaban en las estepas africanas, cuatro millones de años atrás, poseía un límite externo, el continente configurado por la piel, y un contenido, el organismo interno creado por fuerzas innominadas einefables, ya fueren las de los dioses, ya las de la sabiduría cósmica del Universo.


Dicha sutil y complicada maquinaria estaba y está estructurada por la vida, ese misterioso y maravilloso sistema dinámico y evolutivo, conservador y propagador a la vez de los ecosistemas que pueblan el planeta Tierra.

La primitiva criatura, esbozo de la futura especie humana, era sensible a losagentes exteriores físicos y biológicos y a las variaciones del tiempo atmosférico al par que padecía los desgastes impuestos por el envejecimiento, las hambrunas y las enfermedades. Pero, por cordon separado, o no tanto, a partir del gesto intencional y la palabra embrionaria, trasuntos de una superior comunicación, su psiquis modelaba la sensibilidad del Yo. Esta condición afectiva, estimulada poruna tenaz voluntad de supervivencia, quizá se haya desarrollado con mayor intensidad que el raciocinio naciente, sometido a los avatares de una cotidiana prueba que oscilaba entre los titubeos del error y la felicidad del acierto. A los ritmos exteriores del tiempo cósmico se sumaban, de tal modo, los ritmos interiores impuestos por el tiempo vivido, de carácter psíquico, mucho mas rico ydidáctico que la mera secuencia cronológica. Ambiente, existencia y afán de permanencia , en continuo feed-back, pautaban el nomádico deambular del ser corpóreo cuyo estar en el mundo, advertido y confirmado por la confrontación con el obstáculo natural y la otredad humana, transcurría desde el nacimiento hasta la muerte.

A partir de los australopitécidos africanos, pasando por el Homo habilis,el Homo ergaster y el Homo erectus hasta llegar al Homo sapiens sapiens contemporáneo, el cuerpo fue el recipiente de una mente asociativa y creadora en interrelación con la materia orgánica y organizada cuya espacialidad y movilidad confirieron características únicas al animal cultural que, según nuestra arrogante concepción antropocéntrica, corona la escala zoológica.

Al hablar deespacialidad me estoy refiriendo no solamente al espacio ocupado por la masa organica de aquella singular especie sino también a su movilidad y adaptabilidad a los climas terrestres de las distintas latitudes: se trataba del Homo viator, el que va por la via, el incansable caminante, el peregrino que huye de los paisajes maternos impulsado por la Wanderlust, el espíritu errante en busca de siemprerenovados horizontes geográficos , que al cabo se convertirán en históricos. El Homo sapiens lo porque previamente fue el Homo faber, el hacedor de objetos, de artefactos, de herramientas, que en un principio no fueron de hierro sino de madera y de piedra.

El Homo faber se convierte en Homo spiritualis cuando trasciende el hacer con el soñar, con la facultad prospectiva que le permitiócoincebir proyectos que lo convirtieron, entre todos los animales, en el único que imagina futuros y fabrica utopías.

Simplificando: por la escalera de la praxis, o sea la acción interhumana, nuestra especie ascendió al mirador de la teoría, que en griego, no olvidarlo, significa contemplación.

Pero el cuerpo humano no es sólo mera masa semoviente. Mas allá de su extensión y volumen, de sumateria tridimensional dotada de una peculiar estructura y singularizada por una irrepetible apariencia, dado que no hay rostros ni cuerpos absolutamente idénticos, salvo los de algunos hermanos gemelos, el hombre, al decir de Engels, es aquella parte de la Naturaleza en la que ésta cobra conciencia de sí misma. De tal modo en nuestro existir y con-sistir confluyen la presencia del individuo,...