Infringir

El ICAC considera que Deloitte infringió la Ley de Auditoría de Cuentas ( obliga al auditor a no realizar trabajos accesorios por importe superior al límite de lo permitido cuando audite sus cuentas) al no actuar con la debida independencia. Acusa a la firma de no auditar con objetividad las cuentas de aquel año cuando Bankia salió a Bolsa porque al mismo tiempo era proveedor de otros serviciosde consultoría de la misma entidad financiera que presidía entonces Rato. El banco pagó entonces a Deloitte 3,75 millones por distintos servicios de consultoría. Se llegó a dar la circunstancia, según el ICAC, de que los mismos empleados de Deloitte que ayudaban a elaborar las cuentas, las auditaban después. En 2012 facturó 490.000 euros a Bankia por asesorar al equipo de Rato a cumplir losnuevos requisitos europeos de sanemiento.
Estas infracciones pueden llegar a castigarse con hasta el 6% de la facturación de la firma en España, que alcanza los 500 millones anuales. Sin embargo, el ICAC ha optado por una multa de en torno a 12 millones.
La auditora ha negado falta de independencia y ha justificado haber prestado otros servicios a Bankia en el proceso de salida a Bolsa, porque asíse lo había solicitado, entre otros, la CNMV, pero que eso no ha disminuido su objetividad.
Se presentó un informe de auditoría sin salvedades en el año de salida a Bolsa de la entidad y Rato incluso prometió dividendos, pese a que Bankia estaba clasificada técnicamente en los informes internos de Deloitte como “empresa con pérdidas o en punto muerto o con bajo nivel de rentabilidad”. El ICAC love incoherente, pero la auditora sostiene que tal calificación era lógica por la vulnerabilidad en la época del sector financiero, pero confiaban en su rentabilidad. Es esto precisamente lo que denunció el organismo, que Deloitte había detectado la existencia de un riesgo inadecuado de registro contable y de error en la información de las transacciones entre BFA y Bankia pero que no presentóninguna salvedad.
De nuevo, Bankia ha vuelto a confiar en esta firma de servicios para auditar las cuentas de algunas de sus filiales, concretamente, de los fondos de pensiones. Estos son propiedad de los inversores y no se consolidan dentro de las cuentas de la entidad pero el nombramiento del auditor es decisión de la comisión de control de cada uno de los fondos (entidad y representantes). Estadecisión fue debida al vencimiento de los contratos anteriores y Deloitte fue la que ofreció un mejor precio. Deloitte ya fue la responsable de revisar las cuentas de la entidad durante más de diez años hasta el pasado ejercicio, cuando Ernst & Young asumió la auditoría de cuentas del grupo consolidado. De modo que, la decisión anterior se debe a que la auditoría de cuentas de los fondos depensiones es algo sencillo y lo complicado es auditar el grupo consolidado.
La auditora pactó con la entidad financiera una cláusula en el contrato por la que acordaron "mantener indemne a nuestra firma y a nuestro personal de cualquier responsabilidad y costes que puedan derivarse de los servicios contemplados".
  La firma, que ya no audita las cuentas de Bankia -una labor que realiza ahoraE&Y-, tampoco detectó durante más de diez años las irregularidades contables destapadas por una investigación interna sobre el uso de las tarjetas B por parte de la cúpula de la entidad bajo las etapas de Miguel Blesa y Rodrigo rato en la presidencia.En el juicio que se instruye en la Audiencia Nacional, Deloitte ha acudido ya en calidad de testigo. En su declaración, su socio Francisco Celmadefendió el trabajo de la firma y manifestó que advirtió a los responsables de Bankia de algunos riesgos tras la salida a bolsa.
Opiniones:
ICAC
Deloitte no habría acreditado debidamente los criterios que utilizó para estimar el riesgo de insolvencia de Bankia.
“En los papeles de trabajo, tanto en las operaciones originadas en Bancaja como en Caja Madrid, no habría constancia del alcance y la...