Instalaciones Domesticas

Capítulo I

La Mudanza


En la vida aparecen personas de alguna parte, que te marcan la existencia. Es un juego del destino que coloca en tu camino
a gente que por arte de magia, o sin ella, influyen en tu comportamiento y hasta te hacen cambiar tu forma de actuar.
Despliegan tal red sobre ti que quedas atrapado por su esencia, sea cual sea ésta. Esto me ocurrió a mí a los veinticincoaños.
Cuando tienes veinticinco años se supone que todo es increíblemente perfecto. Estás en una edad, en la que comienzas a
abrirte paso en un trabajo para el que te has preparado concienzudamente varios años en la universidad, tu aspecto recoge
los aspectos positivos del atractivo entre un la frescura joven y la madurez de un adulto, y comienzas a tener clara las
aspiraciones en la vidacon una chica de la estás locamente enamorado.
Nada de esto ocurrió a mis veinticinco.
Tras dos años de becario, mal pagado y explotado, al terminar la carrera de periodismo, decidí hacerme escritor, profesión
vocacional y de gran futuro. Con mi primer libro vendí 1151 ejemplares, cantidad que no te garantiza ser un Best Seller,
precisamente. Mi aspecto no había cambiado para nada. Seguíapareciendo un crío post adolescente, despeinado y que andaba
ligeramente encorvado al andar. Y en cuanto a lo de chica para toda la vida... Mi novia me acababa de dejar, justo tres
meses, catorce días y dieciocho horas después de irnos a vivir juntos. El pisito, un ático "monísimo", bastante céntrico
y con un precio asiquible para los dos, sobretodo para ella pues su parte la pagaban suspadres, ya no era el dulce hogar
de Verónica y Julián. No. Como gentil caballero que soy, decidí irme yo, pese a que ella fue la que rompió conmigo. Sus
razones: "la convivencia no era lo que esperaba, pones a Barry White demasiado alto, quizás nos precimitamos al irnos a
vivir juntos, la rutina...". Lo que yo pensaba "Me da a mí que hay otro".
El caso es que tuve que dejar el ático monísimo,bastante céntrico y con precio asequible, y buscarme un nuevo sitio donde
vivir y poder escribir con tranquilidad.
Tras una corta pero intensa búsqueda, acepté quedarme en un pequeño piso que no era tan céntrico, pero tampoco estaba en
las afueras. La cantidad que tenía que pagar era razonable y quitándome algunas cosas, podría llegar más o menos a final
de mes. Y además podría oir a Barrytodo lo alto que yo quisiera.

- Ésta es la última- dijo Larry mientras depositaba una caja de cartón llena de libros en una silla-. Estoy agotado.
- Pero si sólo hemos subido dos cajas cada uno-señalé contrariado, mientras veía como mi amigo abría una de las ventanas
que daban a la calle para respirar.

Larry por aquel entonces pasaba por ser mi mejor amigo. Le llamábamos Larry porque eraalto y con una buena mata de pelo
rubio como el legendario jugador de los Boston Celtics. Era un tipo singular. Jocoso, divertido, mujeriego y menos simple
de lo que en un principio pudiera parecer.

- Tienes buena vista desde aquí- dijo, mientras seguía con la mirada el caminar de una chica morena que pasaba bajo la
ventana-. Y el piso no está nada mal. Algo pequeño. Pero al menos notendrás que dar explicaciones a nadie.
- ¿Eso lo dices por qué aún sigues viviendo con tus padres?
- Sabes porque lo digo Julian.

Larry en lugar de pronunciar mi nombre con una J, lo hacía con Y y con acento en la "u" en lugar de en la "a". Algo así
como "Yúlian". Aunque comprendía la separación entre Verónica y yo, se sentía preocupado por mí. A decir verdad, no estaba
atravesando mi mejormomento y eso mi amigo lo notaba.


- No tienes que preocuparte tanto por mí. Estoy bien.

Me miró de arriba a abajo y movió la cabeza.

- Esta noche tú y yo nos vamos a ir por ahí en busca de dos rubias que nos alegren un poco, ¿qué te parece?
- No voy a ir a ningún sitio esta noche- dije malhumorado por la ocurrencia.
- Vamos, Julian. Tienes que salir. Despejarte. Qué vas a hacer aquí...