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Páginas: 7 (1572 palabras) Publicado: 28 de enero de 2013
UNA


ALDEA


OLVIDADA








- Javier Cortijo Hernansáiz.
-NIVEL: 4º ESO
-CENTRO DOCENTE: Colegio Santa María “Marianistas”
C/ Maestro Serrano, 2
46120, Alboraya(Valencia)
-Tlf.: 961858209
Mi abuelo me contó que hace mucho tiempo, cuatro amigos, estudiantes de medicina, fueron a pasar unos días a una vieja aldea que había en lo alto de una montaña de los pirineos. Queríanhacer un trabajo sobre las condiciones higiénicas de personas que vivían aisladas.
La aldea tenía poco más de siete casas en ruinas. Habían oído hablar, que allí en una de las casas, vivía desde hacía mucho tiempo, un señor mayor de unos setenta años. Era el único habitante que quedó después de que todo el mundo emigrara hacia la ciudad.
Sin apenas comodidades, sin luzni agua, este hombre vivía sólo con unos pocos animales. La aldea tenía una fuente y un riachuelo cruzaba por los alrededores. Comía de lo que él cultivaba y de lo que la naturaleza y sus animales les proporcionaba.
Conforme iban subiendo la montaña, estos cuatro amigos: Mario, Fernando, Luis y José se preguntaban algunas curiosidades:
-Cuando se pone enfermo, ¿qué hará este hombre?Se preguntaba Fernando.
-No me lo explico, decía Mario, porque no hay hospitales cerca y se ve que es una zona fría y peligrosa. Aquí hay muchos meses de nieve y resfriarse es algo muy normal.
-Pero la montaña, decía Luis, tiene muchos tipos de hierbas, y la gente que siempre ha vivido aquí las conoce y las sabe utilizar. Muchas de estas hierbas han servido para hacer vacunas y todo tipo demedicina preventiva, como la vacuna para la viruela, la difteria.
Cuando llegaron allí en parte, entendieron la decisión de Justo, que era el nombre de ese anciano. El lugar era estupendo, era un regalo para los sentidos, todo tan verde y tan tranquilo. Los picos de las montañas blanqueaban y el aire era tan puro que parecía que no te cabía en el pecho. Un lugar ideal para desconectardel ruido y las prisas de la ciudad.
Enseguida vieron a Justo recogiendo las verduras de su pequeño huerto.
-Buenos días, dijeron los chicos, casi al unísono.
Justo, sorprendido de ver gente por allí, contestó:
-Buenos días muchachos, ¿qué os trae por aquí?
-Pues verá, decía Luis, hemos venido a pasar unos días para hacer un estudio de las condiciones de vida en este lugar tanapartado.
-¿No tiene usted miedo de estar aquí sólo?, dijo Fernando.
-No, en este lugar he vivido durante mis setenta años. Como podéis ver este sitio es maravilloso.
Mario añadió:
-Por eso se niega a abandonarlo como hicieron los demás.
-Claro, contestó Justo, no podría vivir lejos de estas tierras, donde me he criado. He sido pastor y la poca familia que tengo está en Madrid, y ese lugar noes para mi. Yo necesito estar entre mis montañas, con mis animales y estando solo no discuto con nadie, ¿no os parece?
-Claro, claro, dijo José.
Justo decía que él nunca se sentía sólo, porque estaba acostumbrado. El ser pastor le enseñó a pasar la mayor parte de su tiempo en el campo con la sola compañía de su rebaño. Mientras sus ovejas pastaban, él se dedicaba a recolectar distintos tipos dehierbas que cuidadosamente colocaba en saquitos de tela, dentro de sus alforjas. Estas hierbas le servían para todo tipo de dolencias. En su casa las dejaba secar y las metía en unos tarros de barro.
Los muchachos, pasaron unos días en la aldea con Justo, compartiendo con él cada momento del día, sus paseos por la montaña, la vida austera en su casa, recogiendo las verduras delhuerto.
Su rústica estancia, aunque estaba un poco abandonada, tenía los utensilios básicos como viejas herramientas para el huerto, para la cocina.
Él cocinaba los conejos que cazaba en la montaña con viejas trampas, pescado que cogía del río con unas mallas, frutas que cogía de los árboles y las verduras de su huerto; esa era su alimentación.
Su casa, toda hecha de piedras,...
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