¿Justificación Ética De La Razón e Estado?

¿Justificación Ética de la Razón e Estado?
Eusebio Fernández García
En “Entre la razón de Estado y el Estado de derecho: la racionalidad política” Dykinson 1997
Resumen de Alvaro Ramis

Fernández García sostiene que no es deseable ni conveniente la diferenciación total, ni tampoco una identificación o subordinación total entre ética y política. De esa forma la moral separada de lapolítica sería socialmente ineficaz, y la acción política autonomizada de la ética se convertiría en una máquina de destrucción en manos de los poderosos. Por este motivo propone establecer lazos sólidos entre ambas esferas, pero garantizando su autonomía e independencia recíproca. Se instala así la necesidad de una tensión convivencial permanente en la que el juicio moral está llamado a cuestionarconstantemente la acción política, pero reconociendo que los fines de la ética y la política son diferentes, por lo cual cabe “cargar con las deficiencias éticas de la política siempre y cuando esa carga no sea demasiado pesada para nuestra convivencia moral.”

De esa forma la discusión sobre la Razón de Estado supone diferenciar entre los “grados de inmoralidad” de los medios utilizados en labúsqueda de un fin políticamente legítimo. Al respecto cita a N. Bobbio para quién esto no implica otorgar licitud a esos medios, sino establecer diferencias debido a la autonomía de la esfera política que no sólo se mueve de acuerdo al código de lo bueno o lo malo, sino también al de lo oportuno y lo inoportuno.

Para Bobbio la explicación tradicional ha tendido a afirmar que en política el fin quejustificaría los medios tiene relación con la conservación del Estado y el bien colectivo, lo subordinaría las normas que valen para los individuos bajo el principio “Salus rei pública e suprema lex”. Esta interpretación, que pudo funcionar en tiempos de absolutismo, no es compatible con un moderno Estado de derecho. Por eso una segunda explicación reconoce prima facie que la política debe estarsubordinada a la moral, pero asume a la vez la existencia de situaciones excepcionales en los que cabría una casuística diferenciada. Un estado democrático, en comparación a uno no democrático, debería tener reguladas ex -ante estas situaciones excepcionales.

Una tercera explicación arrancaría de la distinción weberiana entre ética de los principios, intenciones o convicciones y la éticaconsecuencialista o de los resultados. La pregunta moral radicaría en el primer caso mientras la pregunta política debería ser siempre consecuencialista. En este contexto, Bobbio concluye que la divergencia entre las exigencias de la moral y las de la política, siendo casi insalvables, se pueden aproximar en la medida en que el sistema democrático aporta elementos para ello. Tal vez cabe la metáfora deKant, que sostiene que la moral “corta los nudos que la política no puede cortar cuando surgen discrepancias entre ambas”. Bobbio concluye evocando al “político moral kantiano”, como aquel que “entiende los principios de la habilidad política de modo que puedan coexistir con la moral” frente al moralista político, que “se forja una moral útil a las consecuencias del hombre de Estado”.

La Razón deEstado y el Estado de Derecho

Fernández García se pregunta: ¿Si la Razón de Estado implica que determinados funcionarios estatales actúen excepcionalmente fuera en conflicto con el ordenamiento legal, esa excepción puede ser convalidada por la legalidad del Estado de derecho? Si nuestra respuesta es no coincidiremos con Kant en que “el derecho de los hombres debe mantenerse como cosa sagradapor grandes que sean los sacrificios del poder dominante”.

Ante esta posición la doctrina clásica de la Razón de Estado trata de acotar y regular la necesidad y excepcionalidad política, por medio de un marco legal encuadrado en la soberanía, basado en la necesidad de salvaguardar la existencia misma del Estado. Pero en un Estado de derecho democrático este argumento entra en crisis ya que...