Karma y vidas pasadas

Zatzigualt
Capítulo 1º
Miro por la ventana de piedra y siento los rayos que se cuelan del padre Sol, tan fuertes, que queman mi piel, me gusta venir aquí a escondidas, porque casi nunca hay nadie en este amplio corredor, iluminado todo él por estas estrechas ventanas en forma de flecha partida, donde la luz juega a hacer sombras alargadas en el suelo de piedra.
Me escapo de vez en cuando delos amorosos cuidados de las ayas, y la atención continúa de mi maestro, que no permiten que salga a los lugares prohibidos. Por eso me escondo, y desobedezco para llegar aquí. Éste es el único lugar desde donde puedo divisar el horizonte de mi mundo. Me gusta ver desde aquí la explanada de piedra donde los jóvenes elegidos juegan. Ellos me fascinan, tienen los cuerpos armoniosos y fuertes y los veocuando hacen los juegos en la explanada, casi desnudos, cuadrados y flexibles bajo la piel morena brillando al sol. Sus risas y carreras levantan nubes de polvo… sólo cuando me escapo aquí puedo verlos.
Ellos juegan a la “Gran Rueda”, esa enorme rueda de piedra verdosa, pulida y tan perfecta, que es bella en sí misma, y aunque desde aquí no puedo percibirlo, sé que debe estar profusamentelabrada con los dibujos de los designios sagrados, porque cuando termina el juego de los jóvenes y se hace el silencio, se acercan los ancianos con sus vestiduras movidas por el viento que siempre sopla aquí arriba, a leer los escritos que han dejado en el polvo de la tierra, las huellas que han quedado marcadas como el hilo de un ovillo enredado.
Cuando los veo jugando en la explanada, se que nuncapodré conocerlos, pues mi vida está dispuesta desde mi concepción.
Una sensación parecida a la tristeza me llena, y noto una extraña tensión bajo el ombligo donde llevo el ceñidor con las piedras de turquesa que me pusieron en el primer ritual cuando cumplí los siete años.
El ceñidor, es como un largo cordón trenzado con siete turquesas, y tres chapitas de oro labrado con los tres símbolosmágicos, que mi maestro me enrolló fuerte a las caderas para que nunca olvide de donde me llega la fuerza, eso me dijo:
-La fuerza, sale de la Madre Tierra y sube por el canal central-
Y siguió el maestro:
-Se absorbe desde el propio vientre, y se enrolla dentro de él como una serpiente. Allí duerme como si fuera un niño por nacer, hasta que es necesaria. Por eso, son las mujeres las que llevan esafuerza poderosa para compartirla con los hombres, para dejarla de madres a hijas hasta el final de los tiempos-
Luego, cuidadosamente me lo puso, después de ser bañada y peinada. Mis ayas me llenaron el cuerpo de aceites. Y allí, desnuda por primera vez delante de todos, sentí vergüenza.
Ahora, el ceñidor está tan integrado a mí, que solo recuerdo que lo llevo, cuando mis ayas me bañan, en aguade pétalos de flores, y aceites olorosos y se queda frío y mojado, y cuando me escapo como hoy, para mirar los juegos de los jóvenes, y aunque la sensación es diferente, algo me sube desde los pies hacia el vientre haciendo patente su presencia, cuando los veo a ellos.
Una fuerte tensión desconocida que me llega desde la madre Tierra y que absorbo por la planta de los pies hasta mi vientre con unligero cosquilleo que me gusta y me pone nerviosa a la vez, ¿tendrá eso que ver con la serpiente de la que habla el maestro?, sin embargo, cuando se queda húmedo y tarda en secar, me deja una sensación incómoda de frío.
Me gusta mucho estar aquí en el corredor, nadie sabe que vengo, y sería seriamente castigada si lo supieran, porque no puedo tener contacto con el exterior. Un día oí a las ayasdecir que el exterior podría mancillar mi aura con solo tocarme, pero no entiendo como esa gran plaza de piedra, desierta por lo general, puede llegar a mancillarme.
Si miro hacia el horizonte, también veo la extensión de la Tierra, vacía, plana, uniéndose al cielo en una neblina azul, sin importar que el día sea soleado o con nubes, allá, al fondo, siempre está la neblina. Lo veo desde lo...