La economía en 1 lección (Henry Hazlitt)

CAPÍULO I “La Lección”.

La economía es asediada por gran cantidad de sofismas1, más que cualquier otra disciplina, debido a, fundamentalmente, los intereses egoístas, pues aunque cada grupo en la sociedad posee intereses económicos idénticos a los del resto, también tiene intereses contrapuestos y del mismo modo, habrá políticas de beneficio general, como las abra de beneficio aislado paraunos pocos a costa del resto, de manera totalmente injusta y valiéndose para ello de las mejores mentes sobornables. Por otro lado, existe un segundo factor que engendra falacias económicas y es la manía de algunos economistas de considerar, a la hora de implantar políticas económicas, únicamente los efectos a corto plazo.
El mal economista solo advierte los efectos en el mundo inmediato,obviando el futuro y sus repercusiones que pueden hacerse tangibles tanto en pocos meses como en años o incluso décadas. Por ello:
el arte de la economía consiste en considerar los efectos más remotos de cualquier acto o medida política y no meramente sus consecuencias inmediatas; en calcular las repercusiones de tal política no sobre un grupo, sino sobre todos los sectores.
9 de cada 10 sofismaseconómicos que dañan el mundo actual nacen de ignorar esta lección. No obstante, igual daño hace ejercer la acción contraria, pues atenerse exclusivamente a las repercusiones futuras de un efecto económico (error de los economistas clásicos) provoca la desgracia de los sectores inmediatamente perjudicados.
En conclusión, los malos economistas propagan por la sociedad sus sofismas de modo másconvincente y atractiva que los buenos sus verdades o fallo. Se aprovechan además de la dificultad de los receptores para seguir atentamente la cadena dialéctica2 sin caer presos del sopor.
Para aprender a descubrir y evitar, primero, las falacias más crudas e intangibles y luego otras más profundas y escurridizas procedemos a continuación…








CAPÍULO II “Los Beneficios de ladestrucción”.

Hay económicos que defienden fervientemente el beneficio de la destrucción, pues si un niño rompe de una pedrada un escaparate, el dueño gastará un dinero en reponerlo, lo que dará más dinero al cristalero para gastar en otros menesteres lo cual formará una cadena indefinida de beneficiarios de la mala acción del muchacho. No obstante, esto es un sofisma, pues solo tenemos en cuanto a losimplicados en el hecho (dueño y cristalero), pero y ¿si el dinero invertido en el cristal, pensaba invertirlo el dueño en un traje?; habría un tercer beneficiario que ha salido perjudicado (y con el otra cadena indefinida) y del cual nadie se acuerda por no encontrarse en el momento de la rotura del cristal. Por tanto, debemos considerar que el los beneficios de la destrucción no son tales.
Del mismomodo podemos caer en la trampa de considerar la destrucción ocasionada de los conflictos bélicos como algo que genera riqueza debido a la necesidad de recuperar bienes destruidos y con ello la reactivación de un sinfín de empresas y negocios. No obstante, aquí la inflación entra en juego y nos alerta de que, la oferta de una producción es en realidad demanda de otros bienes (el agricultor queofrece trigo, demanda automóviles) y debemos por tanto considerar que la que una ciudad destruida con muchas necesidad, no tiene por qué implicar capacidad productiva o riqueza con la que suplir sus necesidades. Por tanto, si una gran nación es destruida por una guerra, es obvio que su poder adquisitivo se reduce al mismo nivel que su capacidad productiva (es aplicable tanto a grandes destruccionescomo a pequeñas escaramuzas bélicas). No obstante ello no implica algunos aspectos positivos como los adelantos técnicos, perfeccionamiento durante la contienda (aumento por ejemplo de la productividad nacional o individual). La destrucción bélica desviará la demanda posbélica de unos cauces a otros, pero la idea de que pueda alcanzarse una auténtica prosperidad mediante una “demanda...