la etica del siglo 21
La Ética del siglo XXI
Faride ZERÁN*
En los debates sobre la formación de comunicadores en el nuevo milenio suele
surgir como un desafío, pero a la vez como una suerte de encantamiento,el tema de las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC). Desde la ventana
seductora de Internet, como icono de la globalización, pero también desde los renovados
dispositivosaudiovisuales, se invita a las universidades a incorporar nuevos equipos y
nuevos lenguajes. Se las conmina a capacitar a los futuros periodistas, cineastas,
comunicadores audiovisuales ycomunicadores organizacionales (por citar algunas
referencias en una terminología in crescendo) con destrezas en el manejo de sofisticados
instrumentos de registro y transmisión, para “no quedarse atrás” enun “mundo real” donde
irrumpen productos mediáticos no convencionales y los mensajes se sumen en la hibridez
de formatos, géneros y funciones. Los profesionales de la prensa ya no tienen el“monopolio” de la información, mientras los redactores y editorialistas de antaño son
desplazados por “opinólogos” que irrumpen de la mano con la mercantilización de la
industria de los medios. Pero es quetambién fenómenos como los blogs y los sitios
gestados desde organizaciones de la sociedad civil proponen que todos podemos ser
reporteros ciudadanos y del mismo modo colocar legítimamente nuestroscomentarios y
juicios en los espacios infinitos de la comunicación virtual.
En este mundo cambiante hay por lo menos dos valores permanentes, cuyo
resguardo, guste o no, corresponde al campo delperiodismo y, en particular, a las
instituciones de enseñanza superior, como la Universidad de Chile, que desde su condición
de entidad pública, laica, pluralista, y con su vocación de servicio,entienden que la
comunicación social es demasiado importante como para dejarla en manos del mercado.
Esos valores, estrechamente relacionados, son el buen periodismo y la ética. El uno no se
realiza...
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