la hisoria del para,0

Inolvidable amor
Locutor: No esperes nunca el amor, que el amor es quién te espera a ti... si lo buscas en el cielo, brillará más que la luna y las estrellas, e incluso más que el sol, pues la luz del sol no pertenece a él, sólo es reflejo del amor que los ilumina para que no esté nunca en sombras.
Diego: buenos días Sofía
Sofía: Hola diego
Diego: ¿sabes me gustaría decirte algo importanteme esperarías hoy a las 8?
-Sofía: Claro
-Sofía: Cuando termine mi trabajo, voy de compras…Y luego nos encontramos.
- Diego: Entiendo, entonces haré lo posible por terminar cuanto antes y ayudarte con las compras.
- Sofía: ¡Ah, no es lo que pretendo!
- Diego: No es lo que tú pretendes, es lo que yo quiero.
- Sofía: Bueno, ya me voy yendo entonces…-dijo alegremente mientras se dirigía haciala puerta –diego…- dijo sonriendo- no quiero molestarte con todo esto, sólo que…- volvió su rostro hacia el
- Diego: ¿Qué?...- podía intuirlo podía sentir sus pensamientos, pero ansiaba que saliera de su boca bajo su propia voluntad
- Sofía: Esta es la forma en que puedo demostrarle…Mi aprecio. (le dio un cálido beso en la mejilla)
- Diego: Lo sé…- dijo con amabilidad y seguridad.
-Sofía:Bueno. Ahora sí…Hasta luego…- dijo a la vez que tomaba el picaporte.
El no encontraba fundamentos suficientes que le explicaran la razón por la que ella podía hacerlo sentir de esa manera, cómo ella podía afectarlo con palabras tan simples, con demostraciones sencillas,
-Diego: ¡Sofía!- señaló, a la vez que se le acercaba a pasos apresurados- se te olvida esto…
- ¿Eh?... ¿Qué?- en un movimientorápido, tomó suavemente una de sus manos, y acarició con la otra la tez blanca y suave de su rostro. Se acercó tanto y tan rápidamente a ella que pensó que la había asustado. Pero se dio cuenta de que ella no huía.
Estaban tan cerca a ella que podía sentir su perfume, podía verse reflejado en sus ojos, podía escuchar el mínimo compás del aleteo de sus pestañas, podía contemplar el rosado de suslabios…Estaba tan cerca, pero necesitaba más.
Diego sintió el calor en las mejillas de Sofía.
No podía dejarla ir.
La amaba tanto, tanto, que le parecía egoísta; sólo quería un mundo donde ella estuviera. Sólo la quería para él.
Se alejó sólo un poco de ella.
Un círculo rojo se amoldaba a la facciones de su cara. Sofía estaba en verdad sonrojada.
Diego no pudo dejar de pensar lo encantadoraque se veía Sofía cuando se sonrojaba.
Otro ángel pasó, arrastrando el silencio.
Ella mostró una mueca de sonrisa y para Diego fue suficiente, aun así, no pudo dejar de dudar.
-Sofía: Bueno, tengo que irme…- respondió ella.
- Diego: Está bien…
-Sofía: Adiós…- volvió a tomar la salida
- Diego: ¿Habíamos dicho a las 8, cierto?- dijo titubeante.
-Sofía: Allí te esperaré…- volvió a verle con susonrisa. Diego suspiró y río atontado.
Por más que Diego intentara focalizar, concentrarse, sus esfuerzos resultaban débiles.
Esa cercanía lo había desestructurado. El centro de su atención había cambiado, y ella lo ocupaba.
El tiempo, siempre en pasos contrarios, pasaba lento y pesado.
Y el reloj, marcaba 6:30 cuando el apareció, con paso firme entre los decorados.
Traía consigo un ramo deflores perfectas.
Esta vez, por esta única vez, no lucía como el tipo arrogante que siempre se mostraba.
Ante los murmullos, Diego advirtió esta inesperada presencia.
Lo vio caminar hacia donde Sofía tomaba un descanso y hablaba con unas chicas.
No pudo evitar que sus pies se manipularan solos, siguiendo sus pasos.
Matías:-Sofía– dijo el, ya al borde de la mesa.
- Sofía: ¿Matías?..¿Quéhaces aquí?- respondió ella con una expresión que Diego no pudo adivinar. A la vez que le dejaba en sus manos aquellas flores.
-Matías: Sofí…-su voz sonaba quebrada-Sofía, perdóname.- repitió casi en un susurro, a la vez que se abalanzaba sobre ella, capturándola en un abrazo- Perdóname…Todos estos años…Yo…Lo siento mucho.
Diego observó la escena desde prudente distancia.
- Soria: ¡¿Qué estás...