La Olla Y El Martillo

La olla y el martillo

Esto que paso ahora a relatar y a compartir con el lector de “El Piojo”, no es solo una anécdota de chiquillos. Es una aventura compartida con ese amigo de la infancia, que todos hemos tenido, que con el tiempo vas perdiendo roce por destinos de la vida y que se disuelven como los krispies en un chuletón de ternera para luego ser comido por un gañan sin escrúpulos. Perodel que siempre se tiene gratos recuerdos.
Pero bueno, vamos a lo que vamos. Solo decir que este relato (basado en hechos reales) va dedicado a él y a todos esos amigos, que alguna vez, se quedaron por el camino.
Corría el año 85-86. Dos chavales, de unos ocho-nueve añetes, se afanaban en terminar de pegar la colita de un pollito piramidal de cartulina. Debíamos de montar 7 cada uno, para laclase de manualidades de 3º del próximo viernes. Estábamos a jueves y solo habíamos montado dos cada uno. Andábamos jodidos por que nos habíamos tirado toda la tarde anterior, solo para montarlos. Era el mayor reto “manualistico” que habíamos afrontado. Nada tenía que ver aquello con el montaje de un tresillo con palillos de la ropa al que nos habíamos enfrentado el trimestre pasado. Atrás quedaronlos montajes de picoruchos de cartulina. Aquello era una cosa fina.
Nos encontrábamos en la salita de estar típica de casa, sentados alrededor de la mesa camilla, con su brasero encendido y decoración setentera, al puro estilo Alcántara. Y hacia una tarde típica de invierno, ya medio oscura. La abuela de mi amigo Toni, (Toni es un seudónimo, para proteger la identidad del protagonista), mujer desanta paciencia y a la que tengo mucho cariño, espeto a su nieto:- “Niño andave a la cosina y mira ve si el pitorrillo de la olla espré está dando vueltes”.
Yo andaba ensimismado en la colocación de la dichosa colita, para lo cual se necesitaba un pulso acojonante, que más bien parecía que estaba operando al pollo a corazón abierto. Oí esas palabras sin más pena ni gloria, y sin saber el sentidoapocalíptico de lo que mas tarde acontecería. El nieto refunfuñando, alegó estar muy ocupado con su pollito piramidal de cartulina. A lo que la abuela respondió con: -¡“Venga y tira pa la cosina ya”!
El obedeció abandonando la salita y retornando al minuto.
-Abuela…-dijo entrando en la salita.-La olla no está haciendo “na”, ha hecho “prrrfff” y ha “escupió” un cachito de espinaca.
Laabuela frunció el ceño y extrañada dijo: -¿Qué cosas “dises” de “escupi”?¿Las ollas escupen acaso?
Mientras su abuela divagaba sobre lo que le había contado el nieto, él y yo nos reíamos de forma boba, repitiendo una y otra vez.- La olla a se ha “pegao” un “peo” ejeje ejej, ha hecho prrrff ejeje. Y de repente puufff bofetón en la cocorota y cabezazo en la mesa.-¡niño deja de “desi” pegos y déjameque vea eso- dijo la abuela mientras acompañaba el bofetón.-Si abuela-contesto el nieto mientras acompañaba a su abuela a la cocina con su frente “colora” y rascándose la coronilla.
En este punto de la historia tengo que romper una lanza por mis pollitos piramidales de cartulina, que fueron los únicos que me retuvieron a salvo en aquella salita e improvisado bunker. En aquellos momentos de mivida me pudo más la obligación que la curiosidad, cosa que he ido perdiendo con los años.
Pasados unos cinco minutos de la salida de la abuela y el nieto, se produjo una gran detonación que hizo tambalear los pollitos piramidales de cartulina debido a la onda expansiva.
Casi al instante salí de mi refugio, para salir al pasillo como alma que lleva el diablo. Paralizado y a un extremo del pasillopude ver cómo salía una densa niebla blanca. Parecía como si la nave de E.T. acabara de aterrizar en la cocina de Toni y hubiera abierto la puerta, solo faltaba la enana de poltergeist diciendo:-Carolain, ven hacia la luz.
Me acerque a la puerta de la cocina, la densa niebla no me permitía ver lo que había dentro. De repente en mitad de la niebla, y a medida que esta se iba disipando, alcancé a...