La reforma fiscal en México

La Reforma Fiscal. Un camino muy recorrido, pero lejano a cumplir con todos los intereses que representa.
Pablo Manuel Román Arroyo

Desde la llegada del PAN al poder con Vicente Fox como bandera, hasta el regreso del PRI este 1º de Julio Pasado, se ha discutido de manera interminable la Reforma Fiscal, sin embargo aun cuando ha sido motivo de constantes posicionamientos, discursos desdeelocuentes hasta agresivos, y de manera reiterada ha sido tratado en el pleno tanto del senado, como de la cámara baja, es interesante que lo mas que se ha podido lograr es miscelánea tras miscelánea fiscal, que no son mas que parches o curitas para una herida que lleva abierta mas de 20 años y que conforme avanza el tiempo sigue abriéndose más y más.
En el 2007 después de haberse aprobado la tanpolémica Ley del ISSSTE, parecía que el paso a seguir sin lugar a dudas era la Reforma Fiscal, que se mostraba en sintonía para los intereses que desde años atrás diversos grupos políticos han mostrado, sin embargo Si la ley del ISSSTE probó la capacidad de articulación de intereses corporativos, quizá los principales obstáculos para mejorar el sistema de pensiones, la reforma fiscal probará lacapacidad de interlocución y negociación con los partidos políticos y, tal vez inesperadamente, con los empresarios, un sector con un notorio y probado poder de veto.
En la primera dirección, las entrevistas sucesivas del presidente Felipe Calderon Hinojosa(FCH) con gobernadores de PRI, PAN y PRD abrieron el camino a una discusión en la que, por el lado de este último partido, se ha buscado la manera demantener su oposición a cualquier iniciativa presidencial sin cancelar la posibilidad de la reforma; por el lado del PRI, la situación la ha aprovechado para intercambiar concesiones políticas, en particular aquellas que protejan relativamente a algunos de sus gobernantes más connotados por sus prácticas de viejo cuño (Ulises Ruiz y Mario Marín, por mencionar los más significativos). Por partedel PAN, sus legisladores se vieron cautelosos respecto de la iniciativa presidencial, la cual no han respaldado como a un proyecto intocable sino que se abrieron a las demandas de grupos posiblemente afectados por la misma, en particular empresarios y asociaciones civiles, estas últimas preocupadas por la posible disminución de ingresos provenientes de donaciones.
En cuanto a los empresarios,durante junio y julio de ese año la discusión se concentró en la propuesta gubernamental de crear la Contribución Empresarial de Tasa Única (CETU), la cual produjo un rechazo generalizado por parte del sector (como quedó claro durante la visita a México del presidente español). Diversas acciones de cabildeo emprendidas por sus representantes han puesto de manifiesto la intranquilidad generada por elposible impacto de ese impuesto en los ingresos empresariales. Ello ha llevado a la iniciativa privada a entrar a una dinámica políticamente activa, como antaño, pero con una diferencia fundamental: en el contexto democrático actual sus estrategias de negociación y presión se han bifurcado y ahora se dirigen no solamente al presidente de la República, también al Congreso, dando por sentado quecualquier modificación requiere del diálogo con ambos poderes públicos.
Frente a las inconformidades, procedentes también de organizaciones no gubernamentales, el gobierno de Felipe Calderón ha optado por la flexibilidad, pues ha hecho ver que el porcentaje de la CETU puede variar, siempre y cuando se mantenga la estimación recaudatoria prevista por la propuesta. Más aún, sus manifestacionespúblicas acerca de la reforma han sido mesuradas pero claras: de respeto a las decisiones del Congreso, que bien sabe pueden cambiar la orientación de su propuesta, pero de advertencia sobre los obstáculos para la inversión pública y el gasto social si, tras los cambios, no se generan los recursos esperados. Esta manera de abordar la cuestión contrasta con la de Vicente Fox cuando, en 2001, propuso...