La vieja casucha yacía en el barrio de Isabela



Victoria sin recompensa

La vieja casucha yacía en el barrio de Isabela; se despedazaba lentamente, tirando los males como parchos de pintura. En algún lugar del comedor estaban las frutasolvidadas por los hijos de Rodrigo. El candelabro que iluminaba el lugar tenía una pequeña llama, desesperada, intentando subsistir; como si huyera de la realidad. Era el cuarto para las doce del 21 deoctubre de 1930; el olor a sangre y descomposición daban señal de lo había ocurrido. Había cuerpos de puertorriqueños nacionalistas por todos lados, los policías en el cercano pueblo de Ponce, cargaban loscuerpos de jóvenes que habían sido abaleados sin piedad. Incluso cuando solo buscaban marchar en paz, se derramo sangre. Aún recuerdo esta escena plasmada en mi memoria como una foto, que causaremordimiento.

Allí estaba Lydia, la abuela de todos, el roble del vecindario; daba gritos alterada como si hubiera perdido algo. Sus nietos, Adolfo y Juana llevaban horas sin volver de la escuela. Suhijo Rodrigo intento calmar su ansiedad, aunque minuto a minuto, la inseguridad calaba hondo su ser. Eran entendible sus miedos. Para esta época las calles estaban abarrotas de la lucha por losidealismos políticos. Pedro Albizu Campos, el líder del movimiento Nacionalista, era perseguido por su intachable rol; el padre de la revolución. Para Lydia y Rodrigo, seguidores del partido Nacionalistapuertorriqueño, está causa ponía a sus familiares en riesgo de muerte. Adolfo, el hijo mayor de Rodrigo, luchaba por los mismos ideales que desde muy pequeño su padre le enseñó, mientas que a Juanasolo le importaba su bienestar.

Esa tarde cuando regresaban de la escuela un grupo de cadetes los rodeó. Con una mirada atemorizante y armas, como de cazar bestias, formaron filas de ataque. Sabían aquien se enfrentaban, no eran solo jóvenes; eran los hijos del nacionalista Rodrigo. Estos intentaron todo lo que estuvo a su alcance para huir. Después de correr y esconderse entre escombros, los...