Ladesconocida 2

La desconocida

Narrador 1:

Aquella noche, todo París resplandecía en Lee Grand. Estaban presentado Norma. Era su última noche de concierto, por lo que la sala entera se había puesto de pie y, en un tumulto glorioso, reclamaba con sus aplausos la presencia de la cantante. (Sonido: efecto de aplausos), Muchas personas lanzaban flores, brazaletes y coronas a esa mujer de melodiosa voz.

En elcentro de los asientos un hombre muy joven, cuya fisonomía expresaba un alma decidida y orgullosa, manifestaba, rompiendo sus guantes a fuerza de aplaudir, la apasionada admiración que lo embargaba.

Locutor 1 (Luciano): Bravo, bravísimo. Majestuosa voz, majestuosa mujer.

Locutor 2(Agathe):Brice, ves aquel hombre que está por allá ¿has visto a un espectador así?

Locutor 3 (Brice): En lasúltimas funciones de Norma no me había percatado de la euforia y la entrega que irradia al escuchar la melodiosa voz Norma.

Locutor 2(Agathe): En ninguno de los eventos a los he asistido había visto a este espectador. Tiene algo que cautiva mi atención.

Locutor 3(Brice): No tiene aire de provincia, sino de extranjero. Sus vestidos de un lustre apagado y un corte irreprochable lo harían pasardesapercibido.

Locutor 2(Agathe): Al examinarlo noto soledad... Esta clase de espectador es Extraordinario.

Narrador 1
Era extraordinario: pero, ¿acaso no es París la ciudad de lo Extraordinario? ¿Quién era y de dónde venía? Era un adolescente salvaje, un huérfano señorial. Uno de los últimos de este siglo. Se llamaba Luciano de la Vierge; era conde, dueño del castillo de Blacheland, en la BajaBretaña. Quien había emprendido un viaje hacia París: y ahí estaba, sencillamente, disfrutando de su primera velada de juventud. Su presencia en la ciudad se remontaba apenas a esa mañana, aquella noche sería su entrada a un mundo de pasiones, de olvido, de banalidades, de oro y de placeres.

Locutor 3(Brice): ¿Será un músico famoso en su país? ¿Algún pariente cercano a la cantante?

Locutor2(Agathe): Quizá solo está aquí por azar...

Locutor 3(Brice): Solo ha llegado a tiempo para escuchar el adiós de aquella que se iba.




Tenía veinte años y, por azar, había llegado a tiempo para escuchar el adiós de aquella que se iba.

Música: mujer cantando

Pocos instantes le habían bastado para acostumbrarse al resplandor de la sala. Pero su alma, con las primeras notas de la Malibran, sehabía estremecido; la sala había desaparecido. El hábito del silencio de los bosques, del viento ronco de los cabezos, del ruido del agua sobre las piedras de las cascadas, y de las graves puestas de sol, habían elevado a poeta a este gallardo joven y, en el timbre de la voz que escuchaba, le parecía que el alma de estas cosas le enviaba el ruego lejano de volver. En el momento en que, transportado deentusiasmo, aplaudía a la artista inspirada, sus manos quedaron suspendidas; permaneció inmóvil al ver aparecer en el balcón de un palco a una joven mujer de gran belleza. Miraba hacia el escenario y las líneas finas y nobles de su perfil perdido se ocultaban tras las sombras de las rojas tinieblas de aquel palco. Pálida, con una gardenia en su cabello castaño, y totalmente sola, descansaba sumano en el barandal, cuya forma revelaba un linaje ilustre. En la unión del corpiño de su traje de muaré negro, disimulada con encajes, una piedra enferma, un admirable ópalo, a imagen de su alma, sin duda, lucía en un círculo de oro. Con un aire solitario, indiferente a toda la sala, parecía olvidarse a sí misma bajo el invencible encanto de esta música.




De pronto, quizás a causa del azar, elladesvió vagamente sus ojos hacia la multitud; produciendo en este instante, que los ojos de aquel joven y los suyos se encontraran en la coincidencia de que el tiempo brillará y se detuviese para ellos, por un segundo. ¿Se habían conocido alguna vez?... No. No en la Tierra. Pero solo aquellos que pueden decir dónde comienza el Pasado, tienen la virtud de precisar dónde estos dos seres se...