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Hacia finales de la década de los sesenta del siglo XX, y tras la entrada deGran Canaria en los circuitos del “turismo de masas”, se inicia una ocupación progresiva de los litorales del sur (municipio de San Bartolomé de Tirajana) y suroeste (municipio de Mogán) de la isla.De la presión que van a sufrir estos litorales es un buen ejemplo Patalavaca, que tan sólo contaba con una reducida playa, pero garantizaba unas buenas condiciones climáticas para el turismo todo elaño. Ya en la década de los setenta (figura 2) será ocupada por edificios de apartamentos de más de 10 plantas que, literalmente “empotrados” en los acantilados y sin apenas zonas ajardinadas (figura 3),indican como, a pesar de la escasa superficie disponible, estas promociones resultaban muy rentables. Tanto, que la siguiente promoción (en la Punta de la Verga) opta por un modelo que implica laampliación de la superficie litoral, mediante diques y rellenos, así como la creación de una playa artificial y paseo marítimo. Paralelamente, las laderas adyacentes se ocupan con edificaciones quecolonizan fuertes pendientes (figura 4). Todo el sistema está conectado a través de una estrecha carretera general que enlaza con el oeste de la isla; lo que en las décadas siguientes –al incrementarse eltráfico- generará graves problemas de congestión viaria.
La expansión de las edificaciones se acelera en las décadas posteriores (ver fotografía aérea reciente), sobre todo a partir de los años...
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