Las Dos Caras De La Verdad
reflexión sobre la presunción de inocencia y la deontología profesional del abogado,
en el film “Las Dos Caras de la Verdad”.
Dra. María Isabel Lorca Martín de Villodres
Profesora Titular de Filosofía del Derecho
Universidad de Málaga (España).
El jurista apasionado por séptimo arte cuenta con numerosos films, de gran
calidad, que puede analizar con placer desde la perspectiva jurídica. En esta ocasión,
nuestro interés se centra en la película estadounidense, de la Paramount Pictures
Corporation
, dirigida por Gregory Hoblit, titulada
Las Dos Caras de la Verdad
, cuyo
título en inglés responde a la denominación original de
Primal Fear (
La raíz del miedo
),
fechada en el año 1996, y editada en DVD en el 2000. Su duración es de 125 minutos
aproximadamente, y sus actores principales son Richard Gere, Laura Linney, y Edward
Norton, quien precisamente debutó en la gran pantalla con esta película, tras haber sido
seleccionado en un casting, donde concurrieron más de 2000 personas, y quien
posteriormente, por esta interpretación, recibiría el Globo de Oro al mejor actor de
reparto, siendo además nominado al Oscar. Este film, que cuenta con una excelente banda sonora que contribuye a enfatizar el dramatismo de determinadas escenas, tanto
con la
“Lacrimosa” del
Requiem de W.A. Mozart, interpretada por la Wiener
Sängerkraben, como con la espléndida canción portuguesa
Cançâo do Mar
, de Federico
de Brito & Ferrer Trindade, e interpretada por la cantante lusa Dulce Pontes, lleva
magistralmente al espectador por el sinuoso sendero del bien y del mal, por el camino, a
veces difuso, de la culpabilidad y la inocencia. En efecto, estamos ante una película que
constituye una profunda reflexión crítica sobre la inocencia o la culpabilidad del
imputado. Es decir, ante una meditada crítica hacia la Verdad y la Justicia que deben
resplandecer siempre en todo proceso judicial. En definitiva, estamos, a la vez, ante una
revisión de la ética profesional que debe acompañar a todo abogado, y en general a todo
jurista, en cuyas manos se encuentra, en muchas ocasiones, el destino de la vida de un
ser humano y, a la par, la protección de los valores fundamentales de la sociedad.
Estamos, en definitiva, ante un profundo análisis, cómo no, del principio fundamental,
en todo Estado de Derecho, de la presunción de inocencia. El film está basado en la
novela de William Diehl, y nos muestra la personalidad de un afamado abogado
criminalista de Chicago, llamado Martin Vail (Richard Gere), jurista ambicioso, a quien
lo único que parece interesarle, por encima de todo, es su propia notoriedad pública.
Acepta los casos, o bien ofrece sus servicios jurídicos, dependiendo si estos le van a
reportar o no fama y dinero, y si, en consecuencia, su nombre va a aparecer en
caracteres destacados en los titulares de la prensa y en las portadas de las más
prestigiosas revistas de todo el país. Lo único que le concierne es ganar el caso, sobre
todo si con ello su fama y notoriedad van en aumento. Sólo está interesado en la defensa
a toda costa de su cliente, sin importarle en realidad su verdadera participación en los
hechos presuntamente delictivos, sin interesarle si en realidad es culpable. No le importa
la realización de Justicia, ni cuál sea la Verdad.
Su verdad...
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