Las eras

Cuando el manantial tibio de Liennë riegue el Trono sobre la Montaña,
cuando Aräthar disponga a sus hijos frente al Altar Sagrado,
cuando el Cauce de Oro nos guíe hasta el despertar de nuestros días.
Sólo entonces la sangre de los Antiguos Reyes retornará a su pedestal de piedra.

La Venida de los Hombres

Aräthar, que amaba la vida por encima de todas las cosas, deseaba tener aalguien a quien poder transmitir toda su sabiduría. Para ello, creó a los hombres, unos seres hermosos y lo bastante inteligentes como para aprender todo lo que su Padre quería enseñarles. Pero los hombres no eran etéreos como Él, por eso decidió crear una tierra donde pudieran crecer y vivir bajo su cuidado y protección.
Cuando los primeros hombres pisaron la tierra tuvieron miedo puestodo a su alrededor estaba oscuro. Entonces Aräthar, al percatarse, tomó una luz de fuego de su interior y la colocó sobre el mundo para alumbrar su despertar. Así, los hombres descubrieron enormes montañas y extensiones de tierra yerma; y pasaron hambre y sed porque sus cuerpos no eran imperecederos como su Padre y su materia se desgastaba con gran facilidad. Aräthar, apenado por su fracaso, pensóen destruirlos pero, de pronto, se dio cuenta de que había tomado cariño a aquellos pequeños seres; de modo que meditó acerca de la manera de ayudarlos. No era sencillo, pues Él era un Dios y no sabía lo que eran las necesidades de la carne, por lo que decidió crear a otros seres etéreos a partir de su esencia para que le ayudaran en su cometido.
Creó a Doriah, que saciaría la sed de loshombres; a Atharel, que haría crecer frutos de la tierra para calmar su hambre. Creó también a Idûnne, que cuidaría de los animales que acompañarían a los hombres en su andar por el mundo; a Liennë, guardiana de la bondad de corazón; y a Eithel, que derramaría su aliento de vida sobre la tierra. Y todos ellos llamarían a Aräthar Padre.
Doriah hizo brotar manantiales de las profundidades delmundo y Atharel llenó de vida las grietas de la tierra yerma, donde crecieron miles de plantas, flores y árboles. Así, los hombres aprendieron a tomar el agua y los frutos que sus dioses les ofrecían. Pero entonces se sintieron fatigados después de recolectar su alimento y necesitaron descansar, pero el astro de fuego no les dejaba conciliar el sueño, así que Aräthar tomó una luz del interior deIdûnne y la colocó en el cielo sumiendo al mundo en una agradable penumbra bañada de plata. Y los hombres, satisfechos, elevaron sus miradas para dar gracias y descubrieron sobre ellos un manto de hermosas estrellas titilantes y se sintieron felices.

Los años transcurrieron y Aräthar veía impotente cómo los cuerpos de los hombres envejecían con el paso del tiempo hasta que la vida lesabandonaba. Y el Dios volvía a acariciarles con su aliento pero su cuerpo marchito ya no podía responder. Entonces, los hombres sintieron inquietud en sus corazones creyendo que ese era el precio que debían pagar a cambio del agua y los alimentos que los dioses les otorgaban. Aräthar, entristecido por la desconfianza nacida en el interior de los hombres, dio a Liennë un cuerpo para que pudiese ir ahablar con ellos y tranquilizarles. Los hombres escucharon a la diosa y la creyeron, pero hubo algunos en los que la inquietud se mantuvo oculta horadando lentamente sus corazones. Ese pequeño grupo, fue apartándose poco a poco del resto de los hombres, que vivían felices y satisfechos bajo el cuidado de los dioses, pues habían aceptado su destino mortal. Lienné, que se percató de la separación, tratóde guiarles de nuevo bajo la protección de Aräthar, pero ellos, que seguían pensando que la muerte era un precio demasiado alto, decidieron dar la espalda a los dioses y tratar de vivir sin ellos. Aräthar, alarmado, creó a un nuevo dios, Careb, para que guiara a aquellos hombres descarriados y les protegiera hasta que volvieran bajo su cuidado. Pero no contó con que su nuevo hijo comenzó a...