Las manos de dios

A la manera de un acto primero

Teniendo como escenario un parque y la fachada de una iglesia –que pueden ser de cualquier pueblo porque, después de todo, casi todos se parecen en su alegría ytristeza, en su amargura y esperanza–, aparece en el proscenio el Campanero (Ricardo Tenorio) gritando: ¡Señor Cura! ¡Señor Cura! A lo que, en ausencia del religioso, responde el Sacristán (EdwinMiranda): ¿Qué pasa? ¿A dónde fuiste? Tuve que tocar las campanas en lugar tuyo. Y así, poco a poco, el público fue adentrándose en aquel drama existencial y aquella atmósfera pueblerina de mediados delsiglo pasado, pero que, no obstante, aún persisten en la vida cotidiana de los países latinoamericanos.

En tal sentido, el montaje de “Las manos de Dios” lleva implícita la intención de destacar lavigencia que aún tienen en nuestros países aldeanos, la denuncia del padecimiento humano y la protesta frente a su vulnerabilidad y sometimiento mediante el uso de instrumentos de dominación que fueronpropios del oscurantismo feudal.

Y así, Beatriz, personificada por Marlen Argueta, clama por la libertad de su hermano quien guarda prisión por el hecho de haber ejercido la palabra frente aldueño del pueblo e, incluso, el amo de la justicia. El Carcelero, bien representado por Cristian Gómez, como sugiriendo lo que acontece en la actualidad, tampoco puede hacer nada porque él mismo espropiedad del amo y lo mejor que puede hacer es buscar el beneficio propio en la angustiada Beatriz para comprar el amor de una Prostituta, la actriz Claudia Díaz, quien, en algún momento le aclara:

– Nosoy más libre que tú, ni menos. Me vendo como todos. (Se pasea tratando de conquistar a alguien que pasa) La tierra entera es una prostituta. (Lanza una carcajada)

Y como el mal está en todaspartes –como no faltará alguien que lo diga–, de entre el mismo público, sobre un pasillo lateral, aparece la personificación del Diablo, Marcos Ignacio Urquilla, dispuesto a enfrentarse con el Cura,...