las manos del buen pastor
tenía sentido perder demasiado tiempo con el viejo violín, pero lo levantó con una
sonrisa. ¿Cuánto dan señores? gritó, ¿quién empezará a apostar por mí?Un dólar, un dólar
alguién replicó, después dos dólares.¿Sólo dos?Dos dólares y ¿quién da tres?, tres dólares, a la una; tres dólares a lasdos; y van tres…Pero NO, desde el fondo de la sala un hombre canoso
se adelantó y recogió elarco; luego, después de quitar el polvo del violín y estirado las
cuerdasflojas, las afinó y tocó una melodía pura y dulce como un coro de ángeles.Cesó la
música y el rematador, con una voz silenciosa y baja dijo: ¿Cuántome dan por el viejo violín? y lo levantó en alto con el arco.Mil dólares y… ¿quién da dos? ¡Dos mil!, ¿Y quién da tres? Tres
mil a launa, tres mil a las dos; y se va y se fue, dijo.La gente aplaudía, pero algunos decían: “No
entendemos bien, ¿qué cambiósu valor?”. La respuesta no se hizo esperar: “¡La Mano del
Maestro!”Que una melodía celestial brote hoy de tu vida, si te dejas usar en las manos del
Maestro por excelencia. Efesios 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Estaba golpeado y marcado y el rematador en una subasta y pensó que por su escaso valor, no
tenía sentido perder demasiado tiempo con el viejo violín, pero lo levantó con una
sonrisa. ¿Cuánto dan señores? gritó, ¿quién empezará a apostar por mí?Un dólar, un dólar alguién replicó, después dos dólares.¿Sólo dos?Dos dólares y ¿quién da tres?, tres dólares, a
la una; tres dólares a lasdos; y van tres…Pero NO, desde el fondo de la sala un hombre canoso
se adelantó y recogió elarco; luego, después de quitar el polvo del violín y estirado las
cuerdasflojas, las afinó y tocó una melodía pura y dulce como un coro de ángeles.Cesó la música y el rematador, con una voz silenciosa y baja dijo: ¿Cuántome dan por el viejo violín? y
lo levantó en alto con el arco.Mil dólares y… ¿quién da dos? ¡Dos mil!, ¿Y quién da tres? Tres
mil a launa, tres mil a las dos; y se va y se fue, dijo.La gente aplaudía, pero algunos decían: “No
entendemos bien, ¿qué cambiósu valor?”. La respuesta no se hizo esperar: “¡La Mano del Maestro!”Que una melodía celestial brote hoy de tu vida, si te dejas usar en las manos del
Maestro por excelencia.
Efesios 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Estaba golpeado y marcado y el rematador en una subasta y pensó que por su escaso valor, no
tenía sentido perder demasiado tiempo con el viejo violín, pero lo levantó con una sonrisa. ¿Cuánto dan señores? gritó, ¿quién empezará a apostar por mí?Un dólar, un dólar
alguién replicó, después dos dólares.¿Sólo dos?Dos dólares y ¿quién da tres?, tres dólares, a
la una; tres dólares a lasdos; y van tres…Pero NO, desde el fondo de la sala un hombre canoso
se adelantó y recogió elarco; luego, después de quitar el polvo del violín y estirado las cuerdasflojas, las afinó y tocó una melodía pura y dulce como un coro de ángeles.Cesó la
música y el rematador, con una voz silenciosa y baja dijo: ¿Cuántome dan por el viejo violín? y
lo levantó en alto con el arco.Mil dólares y… ¿quién da dos? ¡Dos mil!, ¿Y quién da tres? Tres
mil a launa, tres mil a las dos; y se va y se fue, dijo.La gente aplaudía, pero algunos decían: “No entendemos bien, ¿qué cambiósu valor?”. La respuesta no se hizo esperar: “¡La Mano del
Maestro!”Que una melodía celestial brote hoy de tu vida, si te dejas usar en las manos del
Maestro por excelencia.
Efesios 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. ...
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