Lazarillo
-Lázaro, engañado me has. Juraré yo a Dios que has tú comido las uvas tres a tres.
-No comí -dije yo-; mas ¿por qué sospecháis eso?
Respondió el sagacísimo ciego:
-¿Sabes en quéveo que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas.
A lo cual yo no respondí. Yendo que íbamos así por debajo de unos soportales, en Escalona adonde a la sazón estábamos, en casade un zapatero había muchas sogas y otras cosas que de esparto se hacen, y parte de ellas dieron a mi amo en la cabeza. El cual, alzando la mano, tocó en ellas, y viendo lo que era díjome:
-Andapresto, muchacho; salgamos de entre tan mal manjar, que ahoga sin comerlo.
Yo, que bien descuidado iba de aquello, miré lo que era y, como no vi sino sogas y cinchas, que no era cosa de comer, díjele:-Tío, ¿por qué decís eso?
Respondióme:
-Calla, sobrino; según las mañas que llevas, lo sabrás y verás cómo digo verdad.
Y así pasamos adelante por el mismo portal y llegamos a un mesón, a la puertadel cual había muchos cuernos en la pared, donde ataban los recueros sus bestias, y como iba tentando si era allí el mesón adonde él rezaba cada día por la mesonera la oración de la emparedada, asió deun cuerno, y con un gran suspiro dijo:
-¡Oh, mala cosa, peor que tienes la hechura! ¡De cuántos eres deseado poner tu nombre sobre cabeza ajena y de cuán pocos tenerte ni aun oír tu nombre porninguna vía!
Como le oí lo que decía, dije:
-Tío, ¿qué es eso que decís?
-Calla, sobrino, que algún día te dará éste que en la mano tengo alguna mala comida y cena.
-No le comeré yo -dije- y no me ladará.
- Yo te digo verdad; si no, verlo has, si vives.
Y así pasamos adelante hasta la puerta del mesón, adonde pluguiere a Dios nunca allá llegáramos, según lo que me sucedió en él.
Era todo lo másque rezaba por mesoneras y por bodegoneras y turroneras y rameras y así por semejantes mujercillas, que por hombre casi nunca le vi decir oración.
Reíme entre mí y, aunque muchacho, noté mucho la...
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