libreto

Escena 1
Yammara viendo el periódico (titular: noticia del hipopótamo de pablo escobar)
Antonio: Yo estaba en mi apartamento cuando por medio de todos estos periódicos amarillistas me entere del fin de él hipopótamo y de la desaparición de su cría y su pareja; el recuerdo de Ricardo Laverde estuvo presente en mí durante algunas semanas y me di cuenta que esta noticia era el cierre de uncapitulo de mi vida.
Escena 2
Antonio: El día de su muerte, a comienzos de 1996, Ricardo Laverde había pasado toda la mañana caminando por la Candelaria, y a la una llegó a los billares de la calle 14, dispuesto a jugar como siempre lo hacía. Hizo su rutina habitual, completó tres chicos. Luego de terminar, se acercó torpemente hacia la puerta y esperó a que yo terminara.
Ricardo: ¿Usted sabe dondeme pueden prestar un aparato de algún tipo para oír una grabación que acabo recibir?
Escena 3
Voz en off de Antonio: A veces me pregunto qué hubiese ocurrido donde Ricardo no me hubiera escogido a mí en ese momento sino a cualquiera de los otros billaristas. Lo había conocido a finales del año anterior, yo iba a cumplir mis 26 años, había recibido mi diploma de abogado un par de años atrás y erabastante buena en el mundo jurídico. Después de graduarme con honores me había convertido en el titular más joven de la historia de mi carrera, tenía plena convicción que lo mío era enseñar introducción al derecho a niños asustados, allí de pie frente a una tarima de madera, frente a filas de muchachitos desorientados y niñas impresionables de ojos abiertos, recibí mis primeras lecciones sobre lanaturaleza del poder. Luego de mis discusiones académicas llegaba a los billares de la calle14, allí entre poco dinero y tragos de café con brandy, terminaba mi día, a veces con colegas, a veces con alumnas que luego de unos tragos podían terminar en mi cama, por esos días mi cuidad se desprendía de los años más violentos de su historia, época en la cual los actores de estos crímenes cometíanatentados impensables, el estado, el cartel, el ejercito, el frente. La cuidad en general ya estaba acostumbrada a recibir noticias, ese día, las imágenes del más reciente atentado habían empezado a llegar a manera de boletín de última hora, por la pantalla del televisor, se sintió un silencio perpetuo en el billar, y luego apareció al periodista comentando sobre la muerte de Álvaro Gómez, nadie fuecapaz de preguntar nada tan siquiera de comentar. Todos los presentes lamentamos lo sucedido, menos Ricardo, su mirada se había quedado plasmada en el televisor, mientras mostraban una noticia sobre el abandono de la Hacienda Nápoles.
Ricardo: A ver qué van a hacer con los animales, los pobres se están muriendo de hambre y a nadie le importa, ¡ellos no tienen la culpa de nada!
Voz en off deAntonio: No fue necesario preguntar sobre que animales hablaba él, por fin hablaba uno de los tantos jugadores de el billar. Recordé con nostalgia la vez que fugitivamente fui con los padres de un amigo a visitar la famosa Hacienda Nápoles. Recuerdo a Ricardo ese día, eso sí, es que no era nada intimidante, era tan delgado que su estatura engañaba, apenas llegaba al metro setenta, su escaso pelo colorde los ratones y su piel reseca y uñas largas, denotaban unos cuarenta y ocho años, hablaba con esfuerzo, su pulso era flojo y temblaba cuando usaba su taco azul, todo en el parecía cansado. Una tarde uno de sus compañeros de juego de la misma edad pero que a diferencia de él se veía vivo, me reveló la razón de su estado.
Hombre del billar: -Es por la cárcel. Dijo mostrándome su diente de oro. –La cárcel cansa la gente.
Antonio: ¿Estuvo preso?
Hombre del billar: Acaba de salir, estuvo como 20 años, eso es lo que dicen.
Antonio: Y ¿Qué hizo?
Hombre del billar: Ah, eso sí no sé, pero algo habrá hecho ¿no? A nadie le clavan tanto tiempo por nada.
Escena 4.
Voz en off de Antonio: y casi sin darme cuenta nos fuimos acercando, yo le aplaudía sus carambolas y le permitía jugar en...