Licenciada















FORMAS CONTINUAS

de

María Teresa Haiek




A mi hermano KARIM HAIEK, male, nerd and rolling stone...











Caracas, 26 de octubre de 1995.

Sin rostro
Empiezo a pensar en la gente sinrostro, los he visto, he hablado con ellos, soy una de ellos.
La gente de teatro no tiene rostro, cuando estamos sin maquillaje, la cara lavada, neutra, sin forma, sin color, sin facciones.
Comienza ese hermoso proceso de transformación, cuando se entra en contacto con el personaje, la creación de ese ser que se convierte en mi ser, toma posesión de mí, se convierte en mí................................................

No podía creer lo que mis ojos veían, era una masa informe, llena de barros, una mueca horrenda, como si hubiera tomado un poco de plastilina y pudiera darle la forma que yo quería, como los rostros de la expulsión de Adán y Eva del Paraíso de Masaccio, no sabemos si deformes por el dolor o por el pecado. Y de pronto esa forma informe se transformaba en unahermosa cara de mujer-actriz, interpretando la Doña Inés del Don Juan de Zorrilla, y era hermosa, joven, delicada, etérea. Terminada la obra, quitado el vestuario, lavado la cara, volvía aquella cara irreconocible, fea, que hacía muecas en una entrevista de la televisión.
Había algo de magia en todo aquello, había algo que no dejaba que viéramos lo que realmente era, era un personaje encarnado, una yotra vez, en ese feo cuerpo, en esa fea cara, que se transformaba con cada personaje, y que desaparecía al terminar la obra. Como cuando una médium recibía a un espíritu.
Vivir dentro del teatro, sentir su olor mezcla de tierra, sudor y lágrimas; su atemporalidad, afuera llueve, nieva, las hojas se caen de los árboles, hay revoluciones, muertes; pero dentro del teatro está la obra, con suspersonajes, caracterizados por aquella masa de seres humanos sin rostros, que a cada paso van prestando su cuerpo y rostro, para tomar forma con cada personaje.
Y sufrir por no actuar, y al actuar ser feliz, parecería una forma de vivir continuamente. Y volver al hogar y sentirse que no se ve, no se oye, no se siente; y comer mucho antes de acostarse, para que la pesadez te haga dormir, y poderolvidarte que no eres ya Julieta, ni Lady Macbeth; y que regresas a casa en tren porque no tienes carro, pero que sales de hacer el Rey Lear; dentro te sientes rey pero fuera eres un vulgar marginal del teatro.
Y entrar en el personaje, amarlo, sentirte como él; vivir para él, adelgazar, engordar, pintarte el pelo, dejártelo crecer, cortártelo, barba, perita, patillas; y todo por ese personaje quevas a hacer; y seguir continuando las formas.
Soñar que se te olvida el texto el día del estreno, que la gente te abuchea, que no aplauden al final de la obra, que los críticos hablan mal de ti. Que alguien te felicita y renaces, que te esperan a la salida del teatro y te hacen sentirte importante, pero a la vez cada día eres más vulnerable.
Todo se olvida cuando nos llaman para hacer una obra,y es como si nada hubiera pasado, ni malas críticas, ni ese director odioso con el que no quiero trabajar mas porque me gritó, ni ese compañero que distrae la escena cuando yo hago un monólogo, nada importa cuando podemos volver a actuar.
Y el rostro vuelve a tener forma, la forma, esa forma que la da sólo el personaje, ese personaje; y mientras menos se parezca a mí mejor, tenemos mas paratrabajar, y comenzar el sueño de nuevo.
Vamos tomando cuerpo, definiendo la boca, la nariz, las mejillas; el pelo ya es otro, cuando nos miramos al espejo no nos reconocemos, nos maquillamos, nos vestimos, nos vamos a caminar por el escenario, nos asomamos por un agujero a ver si vino gente a vernos, tomamos posesión del escenario, ya no caminamos por él, sino que estamos en Londres o en Verona,...