lieratura
Y le contestó a su vez el alma del Atrida:
Dichoso hijo de Peleo, semejante a los dioses, Aquiles, túque pereciste en Troya, lejos de Argos y en torno a ti sucumbían los mejores hijos de troyanos y aquéos luchando por tu cadáver, mientras tú yacías enmedio de un torbellino de polvo ocupando un gran espacio, olvidado ya de conducir tu carro. Nosotros luchamos todo el día y no habríamos cesado de lucharen absoluto, si Zeus no te hubiera impedido con una témpestad. Después, cuando te sacamos de la batalla y te llevamos a las naves, te pusimos en un lechotras limpiar tu hermosa piel con agua tibia y con aceite, y en torno a ti todos los dánaos derramaban muchas, calientes lágrimas y se mesaban loscabellos.
Entonces llegó tu madre del mar con las inmortales diosas marinas, después de oír la noticia, y un lamento inmenso se levantó sobre el ponto.
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