Literatura 2014
Integrantes
: Franco De Caria, Camila Martin y Camila Cabrera.
Pensamientos de un asesino.
Me encontraba sentado en una de las sillas frente a la oficina del comisario, que aun no habia
conocido, para dar declaración como testigo de la desaparición de una mujer de 28 años durante
la noche de ayer en el subte de la línea A, en la estación Primera Junta. Pasado los primeros quince minutos de espera ya empezaba a perturbarme, a pesar que la
comisaria fuera un lugar muy dinámico con policías que van y vienen, gente que entra y sale y
con pilas de papeles desordenados repletos de delitos sin resolver, busque una distracción para
evitar que los minutos se hagan horas como hasta ese momento. Para mi suerte encontré a unas cuantas sillas al lado mio, para ser exacto tres, varios suplementos del cual opte por agarrar el del
dia de la fecha. En la tapa principal abajo de una noticia sobre la inflación y la situación del país
se encontraba la noticia de Victoria, cuyo caso era por el que estaba esperado para dar
declaración, en el que enfatizaba que había sido vista por última vez por las cámaras del gobierno de la ciudad saliendo del subte y caminando por las calles seguida por un hombre del
que se desconocia su identidad.
Seguí pasando las páginas hasta llegar al suplemento deportivo, que es donde me di cuenta que
tenía una mujer de unos 30 años sentada cerca, con pelo castaño, un poco pálida y con el
maquillado corrido que evidenciaba el mal momento que había vivido. Tenía ojos color miel, unos labios gruesos y a pesar de tener la nariz colorada de tanto llorar llamaba enormemente mi
atención. Así también como estaba vestida, con un vestido rojo que dejaba ver tímidamente sus
rodillas lastimadas producto de una fuerte caída, pensé al verla. Ya pasado unos treinta minutos
de mi espera me decidí a hablarle. Su voz era dulce, como la había imaginado. Mientras me contaba lo ocurrido, me perdía en cada detalle de su cara, en sus largas pestañas, en el color de
sus ojos, es decir que su rostro me obnubilaba completamente. Una sensación que ya había
sentido antes, que había sido tan satisfactoria al igual que esa. Entretanto que ella terminaba de
describir el despojo de sus pertenencias que había sufrido hace unas horas, delito común en
nuestra sociedad, fui llamado por un oficial que me invito a ingresar a la oficina para la declaración, esta fue muy efímera donde me limite a relatar donde y cuando había visto a
victoria. Al no recibir muchas preguntas por parte del comisario salí a los 10 minutos. Otra vez
en el pasillo me vi contemplando nuevamente a la mujer con la que había mantenido la
conversación antes de entrar. Decidí esperar para ofrecerme a llevarla hasta su casa. Al principio se resistió, pero al ver que tenía buenas intenciones asintió vergonzosamente con la cabeza. Ya
en el auto y varias cuadras de la comisaria no pude resistir mis tentaciones. Comencé a sentir
cómo las pulsaciones aumentaban oprimiendo a mi razón y a escuchar una voz en mi cabeza que
incitaba a cometer el peor de los crímenes, una sensación ya conocida que aún no había podido
domar. Fue tan fuerte su control que en tan pocas cuadras ya había trabado las puertas y había cambiado el destino. Pensando en mi accionar me escuse en tener que detenerme en mi casa para
buscar unos papeles del auto.
El hecho de que estuviera todavía shockeada por el robo que había sufrido me dio mas confianza
y seguridad de que llevaria a cabo mi propósito sin muchos obstáculos.
Al otro día sentí una satisfacción que no muchos podrían sentir, extraña y repulsiva para algunos, pero de gran esplendor para mi.
Matar, para mi, es una de las sensaciones de mayor placer que pude permitirme sentir en mi vida.
Así como hay personas que pueden fascinarse por el juego, hipotecando el futuro de sus familias,
siendo egoista pero a la vez consiguiendo el mayor de los placeres para ellos al ganar una simple ...
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