Los Alemanes Tambi N Sufrieron
Los Alemanes también sufrieron.
“Estaba oscuro y trataba de contener las lágrimas; por unos huecos chiquitos veía
movimiento pero no sabía quien estaba afuera, escuchaba a mi papá gritar mientras mi
mamá se sujetaba del tapete viejo al lado de las escaleras y lloraba para que no se la
llevaran. Estaba totalmente sola y con miedo.” Se quedó a oscuras, sentada en el piso frío y
abrazaba a sus piernas y trataba de bloquear el sonido de afuera y concentrarse en las
últimas palabras de su padre “no salgas hasta q no escuches nada.”
Pasaron dos horas que se le hicieron eternas y cuando por fin todo estuvo en silencio y solo
el viento se oía silbar, salió del escondite del sótano. “Mi casa estaba destrozada, las fotos
que colgaban por las escaleras estaban quebradas y en el piso, el papel de líneas verdes
que estaba en las paredes estaba rasgado, las sillas del comedor en el piso y mi muñeca
favorita quemada y tirada a la entrada de la casa. Empecé a alejarme de mi casa, Berlín
estaba destruido y quemado. La tienda de madera de mi papá , que quedaba a unas cuadras
de la casa estaba quemada, todo alrededor mío estaba arruinado y lo único que hice fue
tirarme al piso a llorar. Mi mundo se derrumbó.” Era una niña para entonces, hoy mi abuela
aún tiembla cuando recuerda estos pasajes tan desolados
Ella es Gerda Peschke una niña nacida en 1936 en Berlín, Alemania. La Segunda Guerra
Mundial empezó en el año 1939 y ella vivía en la capital. Alemania era otro mundo en ese
tiempo la gente sufría de hambre, hijos perdían a sus padres y vivían con la incertidumbre del
mañana. Gerda era una joven alemana con pelo rubio, tan rubio que las puntas eran blancas,
sus ojos azules como el cielo y su piel como porcelana. Ella vivía con sus padres en una
casa pequeña en la ciudad su madre era ama de casa y su padre tenía una tienda de
madera pero también fue soldado, si no prestaba servicio militar mataban a toda su familia.
La vida para una familia alemana en ese tiempo no fue para nada fácil. Después de perder a
sus padres vivió con su abuela que fue quien la crió, estaba muy pequeña cuando se los
llevaron, sin embargo aún tiene recuerdos de ellos.
Soldados de Rusia vigilaron un tiempo la ciudad. “Me acuerdo cuando llegaron, eran muy
amables, jugaban con nosotros y nos ofrecían cigarrillos de Macharka, probe uno y casi me
ahogo, no sabía fumar. Macharka es tabaco envuelto de papel periódico. Ellos nunca nos
molestaron y nunca se metieron con mi madre, pero había otras mujeres que no tuvieran la
misma suerte.” El tiempo pasaba y entre más crecía Gerda más grandes eran los problemas.
Los Rusos cogian a los señores de mas edad y se los llevaban para campos en Rusia y
muchos de los jóvenes ya habían muerto en la guerra o estaban en la cárcel sin ninguna
explicación, algunos presos volvían mientras que otros iban desapareciendo.
La comida estaba muy escasa sin embargo recibían pan, mantequilla, azúcar y carne pero
nunca se sentía completamente llena, me decía Gerda. Como la ciudad estaba en ruinas no
había nada que comprar, no habían chaquetas ni zapatos ni medias ni ropa interior, no había
nada. Tampoco había café entonces se inventaron su propio café que ahora es conocido en
Alemania como “Kaffee”. Se iban a las fincas para haber que encontraban en el piso o si
depronto todavía quedaba algo de cosecha; aprendieron hacer su propio pan pero este ...
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