los arboles mueren de pie

ESCENA 1: ISABEL y SRA. BALBOA

SRA. BALBOA.
Dígame, señorita, ¿usted tiene una idea aproximada de dónde
Estamos?
ISABEL.
Yo no. ¿Y usted?
SRA. BALBOA.
Tampoco. ¿Es curioso, no? Ninguna de los dos sabemos dónde
estamos y sin embargo aquí estamos las dos.
ISABEL.
¿No habremos equivocado la dirección?
SRA. BALBOA.
Comprobemos. ¿Cuál es la suya?
ISABEL.
— (Saca de su bolso unatarjeta azul.) Avenida de los Aromos
2448.
SRA. BALBOA.
Entonces estamos bien, no hay discusión. ¿Pero dónde? ¿Qué
significa esta mezcla de oficina y de utilería?
ISABEL.
Es lo que yo me estoy preguntando desde que llegué.
SRA. BALBOA.
Y ese fumadero de opio... y esos niños secuestrados... ¡No irá a
decirme que todo esto es natural!
ISABEL.
Quién sabe. A veces unas palabras sueltas puedenprestarse a
confusiones.
SRA. BALBOA.
De acuerdo. Pero... ¿es natural criar conejos en un sombrero de
copa?
ISABEL.
Es todo muy extraño.
SRA. BALBOA.
Entonces no hay duda. ¡Hemos caído en una trampa!
ISABEL.
Silencio. Ahí viene.
(Pasa MAURICIO rápidamente)
MAURICIO.
F48, F48…
SRA. BALBOA. — (Repite mecánicamente.)
F-48... ¿Usted ha entendido algo?
ISABEL. — (Resuelta.)
Yo sí:¡que hay que salir de aquí antes que sea tarde! (Se levanta
dispuesta a correr. Él la detiene.)
SRA. BALBOA.
¡Por ahí no! ¿Quiere meterse usted misma en la boca del lobo?
Calma, señorita; mientras tengamos la cabeza sobre los hombros,
usémosla fríamente. Reflexionemos. (Respira hondo para
tranquilizarse y medita en voz alta.) A primera vista, todo lo que
estamos presenciando aquí sólo puedeocurrir en un teatro o en un estudio de filmacion o en un circo.
ISABEL.
Ojalá no fuera más que eso.
SRA. BALBOA.
Y, sin embargo, es evidente que no estamos en un circo ni en un
teatro ni en un estudio de filmacion.
ISABEL.
Evidente.
SRA. BALBOA.
Tampoco cabe pensar en una logia.
ISABEL.
¿Y en una secta?
SRA. BALBOA.
¿De qué?
ISABEL.
Qué sé yo. Una secta secreta.
SRA. BALBOA.¿Religiosa? No es cosa de estos tiempos. ¿Política? ¿Una organización
terrorista?
ISABEL.
¿Contra dos pobres mujeres solas? No valdría la pena.
SRA. BALBOA. — (Desesperado.)
Pero entonces ¿dónde diablos nos hemos metido? Yo soy un poco
distraído y puedo equivocarme; pero usted... ¿Es posible que haya
venido aquí sin saber adónde venía?
ISABEL.
Cuando me llamaron estaba tan desesperada que nopodía negarme.
Si en aquel momento me hubieran citado a la puerta del infierno
habría ido lo mismo.
SRA. BALBOA.
¿Quién la citó?
ISABEL.
Ni lo sé. Era un anónimo.
SRA. BALBOA.
¡Me lo estaba imaginando! ¿Con amenazas?
ISABEL.
Al contrario: con la más hermosa de las promesas.
SRA. BALBOA.
¡Haber empezado por ahí! ¿Se da cuenta ahora del peligro, criatura?
Una muchacha, joven, linda, sola...¿Cómo no sospechó esta intriga
tenebrosa?
ISABEL. — (Aterrada corriendo a refugiarse a su lado.)
¡No me diga! ¿Un secuestro?
SRA. BALBOA.
¿Qué otra explicación puede haber? Pero no tenga miedo; vieja y
todo, me puedo enfrentar a ellos. ¡Que se atrevan esos rufianes!
(aparece en escena MAURICIO con un collar de perlas, relojes, cadenas, carteras. Hablando por un radio)
MAURICIO.
Hola.Aquí el S S2. Misión cumplida. Sin complicaciones. No, este tranquilo. No me ha seguido nadie. Respondo. Gracias. (Sale de escena).

ISABEL y SRA. BALBOA. Diálogo rapidísimo
SRA. BALBOA.
¡Por fin! ¿Está claro ahora? ¡Hemos caído en una mafia!
ISABEL.
¡Hay que salir de esta cueva como sea!
SRA. BALBOA.
¿Por dónde? ¿No comprende que todas las puertas estarán tomadas?
ISABEL.
Puede haber unaventana. (Descorre la cortina del vestuario, asoma
la cabeza y lanza un grito. La Sr. SRA. BALBOA se tapa los ojos
Dramáticamente.)
SRA. BALBOA.
¡No me diga más! ¡Un ahorcado!
ISABEL.
Un ropero: disfraces, pelucas, máscaras...
SRA. BALBOA.
Lo que me imaginaba; una banda de impostores.
ISABEL. — (Corre de nuevo la cortina.)
¿Y si llamáramos a la policía por teléfono?
SRA. BALBOA....