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EL PROTOCOLO DE LA MUERTE PROGRAMADA
14 de noviembre de 1978: Leo J. Ryan, 53 años, 5 hijos, miembro demócrata dela Cámara de Representantes, desembarca en Georgetown, capital de la Guayana, junto con sus ayudantes, varios periodistas y unos abogados de la secta de los templarios del pueblo. El número dos de la embajada norteamericana,Richard Dwyer, los acompaña a Jonestown. Allí mantienen una entrevista con Jim Jones. Los testimonios acusadores que recogen son abrumadores y una veintena de fieles se acogen ala protección de Ryan y le piden ser repatriados a Estados Unidos.
El sábado 18 de noviembre, el grupo abandona Jonestown y acude al aeropuerto de Port Kaituma, donde les esperan unos aviones. Repentinamente se produjo el ataque saltan unos hombres que abren fuego, matando a cinco personas entre las que se cuenta Leo Ryan, e hiriendo a otras diez. Dos días más tarde 900 cadáveres conforman elterrorífico broche final de un ensayo mental de la Inteligencia norteamericana.
TRAMPA DELIBERADA
Año y medio después, los hijos del diputado decidieron presentar una denuncia contra el Gobierno norteamericano. De la instancia presentada ante la Corte del Distrito Norte de California por su abogado, Marvin E. Lewis, se deduce que el Departamento de Estado estaba perfectamente al corrientede las actividades oscuras de Jim Jones en el campo de experimentación de Jonestown.
Retrocedamos al origen de los hechos: en agosto de 1977 la revista New West de San Francisco publica una investigación de Marshall Kilduff y Phil Tracydenunciando las prácticas de James Warren Jones, para los amigos Jim Jones. Diez antiguos miembros de la secta contaban allí las torturas, las extorsiones defondos, las amenazas de muerte. El lugarteniente-gobernador Mervyn-Dymally intenta obligar a los periodistas a interrumpir su investigación, lo que contribuirá a su fracaso electoral en noviembre de 1978.
PROYECTO DE SUICIDIO COLECTIVO
Más adelante, reemprende la investigación el San Francisco Examiner y revela que varios centenares de adeptos han sido obligados a entregar sus bienes aJones. Deborah Berkeley logra escapar de Jonestown y narra a unos reporteros de San Francisco Chronicle las condiciones de vida en la comunidad de la selva de la Guayana. Revela además, por vez primera, la existencia de un proyecto de suicidio colectivo.
Es entonces cuando interviene Leo J. Ryan. En Washington pide repetidas veces al Departamento de Estado informaciones sobre el People's Temple de...
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