Maria

Segundo día
Dulcísima María, que abrazada en llamas del más fino amor para conmigo, no habiendo en mí sino ingratas desatenciones, y no teniendo de mi parte razón alguna para que me queráis, antessí, muchas para que me despreciéis; movida sólo de vuestra inalterable bondad, quieres ser mi Refugio, para librarme de las iras divinas que tantas veces he merecido con la gravedad de mis culpas.Confieso, Señora, lo mucho que debo a este vuestro amor y singular beneficio, al que deseo corresponder agradecido, resolviéndome desde ahora a servirte y amarte con todo mi corazón, conforme a laobligación que os debo. De mi mucha tibieza temo Madre mía, que no podré cumplir con mis buenos propósitos; por eso, desconfiando de mí, toda mi confianza está en la eficacia de vuestra poderosísimaintercesión, de la que espero me alcanzarás auxilios eficaces para ser fiel en la ejecución de mis deseos, junto con el favor que te pido, si es del agrado de Dios honra tuya y provecho de mi alma. Amén.Tercer día
Dulcísima María del Refugio, que de serlo sacais los motivos más fuertes para amparar a los desdichados pecadores, asegurándonos que en los dilatados senos de vuestra caridad, tendremospuerto seguro en las borrascas tempestuosas de esta mortal vida, sin que sea bastante a disminuirla la multitud de nuestras ingratitudes. ¡Oh Señora, cuán mal he correspondido a lo mucho que debo avuestras finezas, y a los excesos de vuestro amor! Que yo, Señora, tenga tanto que agradeceros, y vos tengáis tanto porque quejaros de mí. Sí, Madre mía, así es; pero desde ahora me ofrezco con unaresolución firme de ser todo vuestro, y sacrificarme enteramente a vuestro servicio. Os ofrezco en correspondencia de vuestro amor, todo el mío, y todo cuanto yo soy, aunque fuera menester para esto perder lavida en obsequio vuestro. Haced, Señora, que sepa cumplir mis deseos y concédeme el favor que te pido, sí es para gloria de Dios, honra tuya y bien de mi alma. Amén.

Cuarto día
Dulcísima...