Menemismo

EL GRAN TRANSFORMADOR
Pacho O Donnell
Nuestra Argentina puede sentirse muy orgullosa de que sus instituciones y sus ciudadanas y ciudadanos hayan consagrado a
un hombre salido de uno de los pueblos más pobres de una de sus provincias más humildes, en reconocimiento de sus
virtudes, como su presidente constitucional.
Debo confesar que la primera vez que visité Anillaco sentí una profunda emoción.Sólo entonces tomé cabal conciencia de
cuánta pasión y cuánto esfuerzo le habían sido necesarios a Carlos Saúl Menem para llegar hasta donde llegó. A cuántas
dificultades había tenido que sobreponerse desde su origen y cuánta claridad hubo siempre en sus objetivos y en las vías para
lograrlos.
Fueron esos escollos los que forjaron su fortaleza de espíritu, los que le han permitido sobreponerse ala pobreza, a la
persecución, a la cárcel, a la pérdida de seres amadísimos, a la crítica, a la clandestinidad.
Desde el primer momento en que lo conocí quedé impresionado por su inteligencia, que no respondía al concepto clasista y
culterano que se tiene de la misma por parte de una intelectualidad imbuida de prejuicios enamorados de lo extranjero y
enajenados de lo nacional. Su inteligencia esfiel a la etimología, del latín intelligentia: capacidad de entender. Y si hay algo
que Carlos Menem ha demostrado es su talento para comprender a las personas en sus vibraciones más íntimas pero
también a la política nacional e internacional, no sólo en la caleidoscopía de su presentación sino, más aún, en la prospectiva
de su futuro. Como veremos, Menem ha sido, en muchos sentidos, un visionario.Nunca hizo alarde de su elevada cultura, que fue forjando en la lectura de libros y en la frecuentación de maestros, apoyado
en su notable capacidad de aprender. Practica la modestia en ello quizás porque el alarde lo distanciaría de los sectores
populares, que son objeto del mayor de sus respetos. Sin recato, en cambio, asombra con sus conocimientos sobre tango,
folclore, poesía popular, temassobre los que es capaz de “dar cátedra”.
Recuerdo, por ejemplo, durante una reunión con el presidente del Brasil, Fernando Henrique Cardoso, el doctor Menem
recordó que nuestro José Hernández había escrito gran parte de su Martín Fierro durante su exilio en Santa Ana do
Livramento en el estado de Río Grande. Y recitó algunos versos donde innegables términos gauchos denunciaban la
influencia delambiente brasileño en la escritura.
Una vez graduado como abogado en la Universidad de Córdoba, el doctor Menem inició su vida política como valiente
defensor de los dirigentes peronistas de La Rioja detenidos por la dictadura que derrocó al gobierno constitucional de Juan
Domingo Perón en 1955.
En la década de los 60 los gobiernos de facto y pseudo constitucionales alentaron el desarrollo de un“peronismo sin Perón”
legalizando partidos justicialistas provinciales, pero manteniendo a Perón proscripto con la ingenua esperanza de que el
pueblo olvidara a su conductor. Menem participó con creciente protagonismo de los procesos políticos en su provincia pero
nunca cruzó al llamado “neoperonismo” sino que siempre se mantuvo leal al fundador del movimiento, entonces exiliado.
Conoció a éste en unviaje a España, visitándolo en su residencia madrileña de Puerta de Hierro. Según el historiador
peronista Mario Bertellotti, pudo conocer entonces, de primera mano, la visión estratégica de Perón sobre la evolución de la
Historia, sus teorías sobre la conducción política y los fundamentos de la doctrina jsuticialista y de la comunidad organizada.
Entre ambos se estableció una fuerte corriente desimpatía y ya entonces trascendió que el General había confiado a sus
íntimos la seguridad de un futuro venturoso para su joven visitante.
Cuando en 1972 se legalizó el justicialismo bajo el gobierno de facto del general Lanusse, quien estaba convencido de derrotar
en las urnas al peronismo, el doctor Héctor Cámpora fue designado por el todavía vedado General Perón como candidato a
presidente....