Michel Foulcault

Páginas: 45 (11139 palabras) Publicado: 27 de julio de 2014
No entender a Michel Foucault
John Weightman

Solía ser un dicho: Ce qui n’est pas clair n’est pas français1, y por lo general era cierto, al menos en lo concerniente a la prosa literaria y la escritura académica. Algunos textos podían requerir muchísima atención, pero era raro que un pensador francés se permitiera faltas de lógica o penumbras en la presentación de sus ideas; el lector noacostumbraba a tener que preguntarse qué eran esas ideas, tan sólo si, después de haberlas entendido, podía estar o no de acuerdo.

Esta tradición continuó, digamos, hasta la época de Sartre y Camus, quienes pueden a veces resultar difíciles, pero que nunca fueron deliberadamente arcanos. En cualquier caso, los más destacados maîtres à penser de las siguientes dos o tres décadas ─Roland Barthes,Jacques Lacan, Michel Foucault y Jacques Derrida─ generaron un cambio en el ambiente que rápidamente alcanzó a sus numerosos discípulos. En algunos campos especulativos, la tradicional claridad francesa desapareció para ser reemplazada, en diversos grados, por la oblicuidad, el preciosismo y el hermetismo, como si éstos fueran, por definición, modos de operar más válidos que lo lúcida yracionalmente establecido. Ahora hay señales de que, después de más o menos un cuarto de siglo de obnubilación, el fenómeno ya ha tocado techo, pero lo cierto es que, hasta muy recientemente, era posible decir: Ce qui n’est pas un peu obscur n’est plus vraiment parisien2.

No es mi propósito averiguar aquí las posibles razones de este brote de distinguida y secular glosolalia. Las modas, de la ropa o delas actitudes intelectuales, son notoriamente difíciles de explicar, y aunque ésta muestra obvios vestigios de una combinación de influencias del pensamiento alemán (en particular de la retórica filosófica de Nietzsche), de las doctrinas poéticas de Mallarmé, del culto del surrealismo a lo ilógico y de la promoción freudiana del inconsciente, no estoy seguro de cómo estos varios elementos, uotras contribuciones a la causa, se unieron para crear tendencia. Simplemente querría señalar los problemas que le han surgido a un veterano francófilo comentando uno de los típicos libros del periodo sobre el que tanto he trabajado durante algún tiempo, sin lograr muchos avances.

Este libro es Las palabras y las cosas del último Michel Foucault, un escritor que ha adquirido una reputaciónconsiderable en Francia y el extranjero. Un hombre de gran energía mental y fluidez verbal, que abordó un amplio rango de asuntos sociológicos, desde el tratamiento de la locura hasta la distribución del poder en la sociedad, a la vez que participaba activamente de ciertas causas progresistas. Las palabras y las cosas, que apareció en 1966, es generalmente citado como su obra maestra, y arrojó dos o trestérminos claves que han seguido vigentes desde entonces. He leído otros libros de Foucault, en la medida en que he sido capaz de hacerlo, pero prefiero concentrarme en éste, ya que sigue siendo un texto esencial y aún sigue de moda. Soy consciente, por supuesto, de que mi dificultad para entenderlo pueda partir de mi propia ineptitud, pero, en ese caso, el lector lo notará enseguida y ningún dañose habrá cometido. El pretexto para exponer mis perplejidades es la gran sospecha de que aquí estamos tratando con una perniciosa forma de escritura, de un tipo radicalmente distinto al discurso académico normal, a pesar de ser la obra de un catedrático que acabó teniendo su asiento en el Collège de France.

Desde el principio, Las palabras y las cosas no es un libro fácil de enfocar, porqueFoucault, en lugar de anunciar con claridad sus intenciones, se aproxima tímidamente a su argumento mediante alusiones refinadas y bastante extrañas a Jorge Luis Borges, los surrealistas y Raymond Roussel (un escritor marginal, a quien Foucault ensalza ─sin explicación en este contexto─ al estatus magistral). Sin embargo, se sabe a su debido tiempo que trata de encarar el venerable problema del...
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