Musico

Marcó con la tiza un palote mas y lo cruzó por encima de los otros seis. Maldijo a la vez el día en que ese petimetre con martillo de madera y cara de no haber echado un polvo en su vida, la mandó a este infierno de barrotes y sombras; De aquel nefasto día de mil novecientos ochenta y nueve, sólo recordaba que lucía el sol como pocas veces lo hace en el norte de España.

Pidió al conductor delzeta que antes de llevarla allí, le diese una vuelta por el paseo, quería ver de nuevo el azul verdoso del mar, contemplar la isla de Santa Clara, rogarle al sagrado corazón, corcovado europeo que aquí llamamos Urgul, que tuviese piedad de ella. Admirar por ultima vez en mucho, muchísimo tiempo las casas que se asomaban a la bahía, el varado complejo del Náutico, la caseta de la reina, la verdefalda de Igueldo y las imponentes chozas que forman El antiguo. Aún a día de hoy recordaba ese paseo con nostalgia.

Sonó de nuevo la bocina, maldita señal que todos los días desde hacia dos lustros rasgaba el día, para anunciar que podían bajar al comedor. Siempre la misma mierda pensó para sí misma. Se iba a volver loca.

Cuando llegó tras el paseo todavía era una niña, nunca se imaginó quesólo dos pasos, los que se dan al cruzar una puerta, la harían madurar de forma tan repentina, agresiva y antinatural. Ahora ya no valía la pena lamentarse, se había acostumbrado a convivir con la infamia, la mentira, la crueldad y sobre todo con la nostalgia.

Salió de su celda con paso firme, la mirada altiva con la cabeza bien alta. Cuando una lleva el tiempo que ella llevaba encerradasabía lo importante que es, el no mostrar jamás los sentimientos. Es duro si, pero totalmente necesario, dura lección que no tuvo mas remedio que aprender sola.

Se encaminó a las duchas como un autómata, si alguien le observase a escondidas diría que iba con la mente en otra parte, se equivocaba quien pensase así. Si algo aprendes en el talego es que hay que estar siempre despierto, no hay nochesni días, ni momentos de relax. Es la propia tensión del sitio en sí, lo más duro. Mucho más que la falta de libertad. Te pueden cercenar los movimientos, pero no pueden impedir que tu mente vuele, si esta deja de salir todos los días, es cuando el marro te ha vencido, estas alienado y eres carne de presidio.

Saludó a las demás reclusas con un leve gesto de su cara, sin decir ni media palabra sedespojó de su pijama y desnuda se metió debajo del chorro. La atenta mirada de Nieves, la celadora recorría los cuerpos sin alma de estas mujeres. Muchas pensaban que era lesbiana, que disfrutaba viendo como aquellos despojos de la sociedad se enjabonaban sus tetas y sus culos, algunas lanzaban bulos acerca de falsos tocamientos. Ya les gustaría a ellas pensaba para sí misma. Con diligencia sefue enjabonando el cuerpo. Todavía era joven a pesar de los casi diez años que llevaba allí dentro.

Sus pechos permanecían aun firmes y su blanca piel contrastaba abiertamente con la oscuridad de sus erguidos pezones. Una cicatriz en el abdomen, recuerdo de sus primeros años y de una colombiana con muy mala ostia, rompía la monotonía hasta llegar a su cintura. Aquí una espesa mata de pelo tapabala entrada de su feminidad, para marcar el camino descendiente de sus aún torneadas piernas.

- ¡ Oye tu, cucaracha ¡ ¿ Porqué no me comes el tigre?

-¡Cállate puta!- Gritaba otra desde el otro lado.

- ¡Tú si que eres puta, si por ti fuera le sacarías la pasta a tus dedos por hacerte pajas!

Las más ruidosas de las chicas solían hacer este tipo de comentarios, rara vez se dirigían aella, que ya había pasado por esa etapa. Cuando estas en el maco hay diferentes etapas por las que vas pasando. Si es la primera vez que entras, al principio se hace muy duro, todo es nuevo. Poco a poco te vas aclimatando, muchas veces aprendes a base de ostias y golpes, otras muchas pasas por peajes que antes de entrar matarías antes de pagar, pero eso era así. Y con eso había que vivir....