Musicoterapia
UN RINCÓN INOLVIDABLE
Si abrimos el corazón, cerramos los ojos y nos tapamos los oídos, evitaremos dejarnos llevar por el sabor de bocatransformador, abusivo, cuando no especulativo, que dejó el S. XX en las comarcas de Alicante. Podremos echar mano de aquellos años 30, 40, 50…, décadas cuyo ADN, sostiene en estas tierras muchas historias, vidas, lugares y momentos, que no brillan por su ostento, sino por su entrega y humildad laboriosa.
Entre la Sierra Aitana y Serrella, junto al estrecho paso enredado entre barrancos que uneAlcoi con Benidorm, allá por esos lugares donde la naturaleza parece contradictoria dada su belleza tan caprichosa e inverosimilitud climática, se tuvo a bien a finales del S. XIX construir un horno moruno grande y robusto, aprovechando un débil pero inextinguible manantial, y un suelo mayoritariamente arcilloso.
En mitad de un mar de curvas, a 1000 metros de altitud, soportando 40ºC diurnos,heladas y severas nevadas invernales, lejos de Confrides, y más lejos aún del pequeño Ares del Bosch (los dos núcleos más cercanos), parecía no menos contradictorio que el propio entorno natural, ver cómo se iban erigiendo unas losas sobre otras…
Los pocos seres humanos necesitados de transitar aquella zona, se preguntaban asombrados:
- ¿conocéis a ese loco?
- A mi me suena su cara
- ¿quéquerrá hacer?
- No tengo ninguna idea…
Pero pronto se fueron resolviendo esas dudas y disipando esos rumores.
Aquel señor, carretero de profesión, procedente de tierra valenciana, aunque oriundo de la comarca alicantina del Comtat, había llegado allí huyendo de un ambiente socio-político poco favorable, y aprovechando sus conocimientos alfareros adquiridos en el Valle de Albaida, se estabaaventurando a rehacer su vida…
Su equipaje era escaso: un carro, un mulo, un burro, unas pocas aves de corral enjauladas, y unos enseres que casi se podían coger en una mano. Su familia, en cambio, era mucho más abultada; una esposa y cinco hijos (dos niños y tres niñas). Estaba claro que las cosas no iban a ser nada fáciles, pero sería un grave error de omisión no decir, que de todo subagaje, lo más grande y valioso que llevaban era el empeño, el amor entre ellos y la ilusión por sacar adelante el proyecto.
El horno estuvo construido en apenas siete meses. Mientras tanto, la cueva del Colom hizo las veces de hogar. Una vez techado, sería el propio horno (cuando aún no funcionaba, claro está), el encargado de albergar la familia. Honestos y muy sociables, pronto echaron raíces yunieron lazos con los vecinos de los pueblos circundantes, de manera que no tardaron en multiplicarse las visitas, invitaciones, etc.
En menos de un año, aquella chimenea ya desprendía un espeso humo agradable al olfato, procedente de romeros, enebros, carrascas y jaras. El horno iba viento en popa, trabajando a pleno rendimiento.
Básicamente se hacían tejas y ladrillos macizos. Laproducción era modesta pero el trabajo incesante. Cada miembro de la familia tenía claramente definida su función: las niñas se encargaban de que nunca faltara leña, recogiéndola de las escarpadas laderas y acercándola con el borrico al punto de combustión. Los dos zagales, siguiendo las instrucciones de su padre, molían la tierra, la pastaban, hacían las piezas a mano, las cocían, ponían a secar… Del...
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