My Hijo J. (El J…).

My Hijo J. (El j…).
Por: Lic. Abilio González González. (Investigador.)
Revista Güinesmío Digital
Número 1, Año V, 2013

Literariamente es esta una descarga emocional, saturada de remembranzas que me motivan, inspiradas en y desde el ya añejo 1965.
El 19 de diciembre del 64, en mi hogar ubicado en el reparto Bahía (Eduardo Chibás), nos reuníamos un grupo de jóvenes universitarios queestudiábamos en nuestro muy querido Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”, en Ciudad Libertad, para celebrar mi cumpleaños, y de paso bautizar a un primito mío que había nacido el 25 del mes anterior del cual yo me convertía en su padrino, pero el motivo central era agruparnos ya que en los primeros días de enero iríamos hacia las tierras orientales a cumplir con la llamada “prácticadocente¨, es decir, para prepararnos en la práctica, con la verdad objetiva, para poder llegar a graduarnos en el futuro como educadores. A pesar de la reticencia de mi muy querido padre, -fiel seguidor dogmático de las orientaciones políticas de la época-, gozamos y disfrutamos de una gran cantidad de discos y long playing,-de los ya muy afamados integrantes y casi desconocidos en Cuba-, del grupoLos Beatles.
Bajo un día muy frío y tras un recorrido demorado desde el día anterior, llegamos el grupo de jóvenes a la Ciudad Escolar “Oscar Lucero”, ubicada a la casi a la entrada de la hermosa ciudad de Holguín, en la entonces provincia oriental.
Algunos varones, bajo un intenso aire frío, por la tarde y acabados de llegar del largo y tortuoso camino, polvorientos y cansados, nos bañamosen una ducha de agua a baja temperatura, sometidos a la intemperie, ya que los albergues de nuestros alumnos estaban aún cerrados y ellos estaban al llegar.
Coincidiendo con la llegada de los niños al salir de las clases en sus aulas, también entramos nosotros, y a mí me ubicaron en un cuarto: el tercero del albergue. Simultáneamente mis educandos, de los cuales fui señalado como su maestro einstructor político comenzaron a pasar hacia el final de la construcción para bañarse.
Vi pasar a un niño pequeño, muy rubio y extremadamente colorado y desempercudido que me hizo pensar en el personaje de Meñique, y hasta recordé la poesía “Mi pequeñuelo” escrita por Nuestro José Martí. Iba envuelto en una tohalla, y en mi interior cree el símil de un pequeño tamal. Bromeando me atreví a decirle:-¿Vas a bañarte cochinito? Me miró de reojo, muy serio, y sin contestar prosiguió corriendo.
Fueron pasando los días, y me llegaban noticias de él. Todos me daban quejas: era contestón, y hasta se atrevía a morder y hasta a dar patadas por las canillas a quienes se le enfrentaban a regañarlo; así de majadero y maldito era.
Considero un misterio el hecho de que a mí me respetaba, callaba y no mecontestaba al regañarlo y hablar con él; en realidad bajaba la cabeza y simulaba escucharme, pero mis consejos eran en vano; pronto, muy pronto volvía a sus andanzas. Carlos Guillén, el director de aquel amplio centro docente, y el administrador Andrés Pichs, determinaron expulsarlo. Intercedí, traté de convencerlos de que le dieran una oportunidad más, volví a hablar con él una vez más, fui a sucasa en el Reparto Vista Alegre, y conocí a su muy querida madre. Él había quedado huérfano desde pequeño y poseía rasgos muy de maduro, masculino, se presentaba como dueño de sí mismo.
Cuando pensé con seriedad en un cambio transformador, volvió a reiterar sus indisciplinas reiteradas. Lo sancionaron a pelarlo al raspe para distinguirlo de los otros alumnos, -cosa que en solidaridad voluntaria yome hice-, y hasta ya para ayudarlo y aguantarle lo máximo, fue sancionado a ubicarle su litera y le sirviera de dormitorio la oficina de la dirección: la de Guillén.
Cierto día, cuando tuvo una de sus acostumbradas broncas con uno de sus condiscípulos, ya no pude más: lo llevé conmigo hacia el fondo descampado de la escuela, donde nadie nos viera, y yo, que en aquel entonces estaba influido...