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Páginas: 46 (11276 palabras) Publicado: 22 de mayo de 2014
Los girasoles
ciegos
Alberto Méndez

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3

Diseño de la colección:
Julio Vivas
Ilustración: cartel anunciador de la película «Los
girasoles ciegos», dirigida por José Luis Cuerda y
producida por Sogecine, Produccions A Modifio,
EOPC y Producciones Labarouta
Primera edición: enero 2004
Segunda edición: marzo 2004
Tercera edición: abril 2005
Cuarta edición: junio 2005
Quintaedición: julio 2005
Sexta edición: septiembre 2005
Séptima edición: octubre 2005
Octava edición: octubre 2005
Novena edición: diciembre 2005
Décima edición: febrero 2006
Undécima edición: marzo 2006
Duodécima edición: mayo 2006
Decimotercera edición: julio 2006
Decimocuarta edición: enero 2007
Decimoquinta edición: febrero 2007
Decimosexta edición: mayo 2007
Decimoséptima edición: junio2007
Decimoctava edición: noviembre 2007
Decimonovena edición: febrero 2008
Vigésima edición: mayo 2008
Vigésima primera edición: julio 2008
© Herederos de Alberto Méndez, 2004
© EDITORIAL ANAGRAMA, S. A., 2004
Pedro de la Creu,
58 08034 Barcelona
ISBN: 978-84-339-6855-5
Depósito Legal: B. 34979-2008
Printed in Spain
Liberdúplex, S. L. U., ctra. BV 2249, km 7A - Polígono Torrentfondo08791 Sant Llorenç d'Hortons

4

A Lucas Portilla (in memoriam)
A Chema y Juan Portilla, que conocen la ausencia

5

Superar exige asumir, no pasar página o echar
en el olvido. En el caso de una tragedia requiere,
inexcusablemente, la labor del duelo, que es del
todo
independiente
de
que
haya
o
no
reconciliación y perdón. En España no se ha
cumplido con el duelo, que es,entre otras cosas, el
reconocimiento público de que algo es trágico y,
sobre todo, de que es irreparable. Por el contrario,
se festeja una vez y otra, en la relativa normalidad
adquirida, la confusión entre el que algo sea ya
materia de historia y el que no lo sea aún, y en
cierto modo para siempre, de vida y ausencia de
vida. El duelo no es ni siquiera cuestión de
recuerdo: no corresponde almomento en que uno
recuerda a un muerto, un recuerdo que puede ser
doloroso o consolador, sino a aquel en que se
patentiza su ausencia definitiva. Es hacer nuestra
la existencia de un vacío.
CARLOS PIERA, «Introducción» a Tomás Segovia:
En los ojos del día: antología poética

6

Primera derrota: 1939
o
Si el corazón pensara dejaría de latir

Alberto Méndez

Los girasoles ciegosAhora sabemos que el capitán Alegría eligió su propia muerte a
ciegas, sin mirar el rostro furibundo del futuro que aguarda a las vidas
trazadas al contrario. Eligió entremorir sin pasiones ni aspavientos,
sin levantar la voz más allá del momento en que cruzó el campo de
batalla, con las manos levantadas lo necesario para no parecer
implorante y, ante un enemigo incrédulo, gritar una y otravez «¡Soy
un rendido!».
Bajo un aire tibio, transparente como un aroma, Madrid nocheaba
en un silencio melancólico alterado sólo por el estallido apagado de
los obuses cayendo sobre la ciudad con una cadencia litúrgica, no
bélica. «Soy un rendido.» Durante dos o tres noches, nos consta, el
capitán Alegría estuvo definiendo este momento. Es probable que se
negara a decir «me rindo» porqueesa frase respondería a algo
congelado en un instante cuando la verdad es que él se había ido
rindiendo poco a poco. Primero se rindió, después se entregó al
enemigo. Cuando tuvo oportunidad de hablar de ello, definió su gesto
como una victoria al revés. «Aunque todas las guerras se pagan con
los muertos, hace tiempo que luchamos por usura. Tendremos que
elegir entre ganar una guerra oconquistar un cementerio», concluía
en una carta que escribió a su novia Inés en enero de 1938. Ahora
sabemos que él, sin saberlo, había rechazado de antemano ambas
opciones.
Sabiendo ahora lo que sabemos de Carlos Alegría, podemos
afirmar que durante el tránsito entre las dos trincheras sólo escuchó
el alboroto de su pánico. Todos los ruidos, todas las explosiones,
todos los gritos, fueron...
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