Necropolis

Necrópolis Desmitificada
Una ciudad paralela, con diagonales, espacios verdes e históricas construcciones.
Un lugar lleno de mitos y leyendas desvanecidas por la realidad de los trabajadores
que lo viven y mantienen todos los días.



Atravieso un enrejado alto, negro y seis anchas columnas, a medio pintar, me dan paso a un paisaje que llama todas mis atenciones. El verde de un noviembre quese asoma va decorando un camino asfaltado y no tardan en aparecer, frente a mis ojos, los imponentes mausoleos coronados con cruces. Paso desapercibida, como alguien más, pero no. No voy a visitar un familiar difunto, a un amigo fallecido. Voy a conocer y vivir el Cementerio de la ciudad de La Plata. Camino sola, con mi mochila y me adentro a esas 25 hectáreas ubicadas en la intersecciones de lascalles 72 a 76 y de 31 a 137. Tierra, árboles, cemento cubierto de moho, cruces de decenas de materiales, flores plásticas y vivas, algunos vidrios rotos. Se encuentra abierto al público desde el 1ro de febrero de 1887 y cuenta con, aproximadamente, 35.000 sepulturas de tierra, 26.000 nichos, 6.730 sepulturas perpetuas, 3.000 bóvedas y 700 nicheras con dueños por 50 y 25 años.

Saco de mibolsillo el teléfono y hago foco rápido. Una mano sobre mi hombro me hace girar y ver a un chico de unos veinticinco años con un chaleco de trabajador municipal: “¿tenés permiso para hacer eso?", me pregunta. “Eso” es fotografiar un cartel que me indica dónde está la tierra, las oficinas, la planta alta, el tercer piso. Titubeo por el susto y digo a medias, con la garganta seca, que no, que soy de lafacultad de periodismo y enseguida me dirige a la oficinas administrativas.
Las puertas de Calle 31 Y 72 me invitan a una sinfonía de maquinas de escribir viejas y ruidosas, un teléfono incesante, ruido de papeles sellándose por una mano violenta y rápida. Apenas digo la palabra “fotografiar”, desde atrás de un escritorio, sin adivinar quién, responden: “Hablá con Graciela, en dirección, segundopiso” no pierdo el tiempo y subo.

Graciela Sassano es secretaria del director, además es jefe de departamento. Entre instrucciones para pedir el permiso de filmar y fotografiar el establecimiento, comenzamos a charlar. Se encarga de realizar las tareas delegadas del Director, atender llamados, reclamos y “papeleo” así es como llama a una pila de carpetas amarillas y celestes que hay sobre suescritorio. Cuenta que siempre tuvo una buena relación con todos sus compañeros y que el cementerio es un lugar muy tranquilo. Graciela es una mujer de pelo corto anaranjado, cara redonda, sentada en su silla esconde 34 años de trabajo en el cementerio: ”Yo nunca vi nada, hay muchas personas que vienen a buscar espiritualmente la paz, hay otras que tienen el prejuicio del miedo al muerto. Yo creo quehay que tenerle miedo a los vivos” y calla con una sonrisa que no muestra los dientes. Me retiro de su oficina con un papel que dice “Pablo Massola, Director General”. A él es a quién debo dirigir el permiso.

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Tengo en mi mochila un papel firmado en la isla de edición audiovisual de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social donde curso, también traigo una cámara reflex y un trípodeplegable. Llego al barrio del cementerio en el colectivo “273” y allí me esta esperando Ricardo, un cuidador que trabaja hace 17 años en el mantenimiento de algunos nichos. Tiene 63 años, muchas canas y una voz de tristeza que me desarma mientras preparo el trípode: “Lo mejor que podés hacer acá es contener a la gente que viene con mucho dolor” me responde cuando le pregunto si no se aburre de tantatranquilidad. Además me cuenta que tiene mucho tiempo para pensar, nada ni nadie lo molesta. Si hubiese podido elegir una profesión, habría optado por estudiar derecho y ser abogado. Hoy ya tiene tres hijos grandes y dos nietos que a veces le piden ayuda para hacer la tarea y el no puede por falta de tiempo y conocimientos. “Paso más tiempo acá que en otra parte”. Ricardo tiene en la mirada el...