nhbkb


Pilar ternera murió en el mecedor de bejuco, una noche de fiesta, vigilando la entrada de su paraíso. De acuerdo con su ultima voluntad, la enterraron sin ataud, sentada en el mecedor que 8 hombres bajaron en un hueco enorme al centro de la pista de baile.
Las mulatas vestidas de negro iban echando a la fosa prendedores y sortijas, antes de que la sellaran con una lápida sin nombre ni fechasy le pusieran encima camelias amazónicas. Envenenaron a los animales, clausuraron puertas y ventanas y se dispersaron por el mundo.
El sabio catalá, remató la librería y regresó a la aldea mediterranea de donde habia nacido. Había llegando a macondo en el esplendor de la compañía bananera huyendo de una de tantas guerras. Estuvo media vida en la calurosa trastienda, garrapateando su escriturapreciosista tinta violeta y en hojas que arrancaba de cuadernos escolares. Cuando aureliano le conoció tenía dos cajones llenos de aquellas páginas y desde entonces hasta cuando se fue había llenado un tercero. Las únicas personas con quienes se relacionó fue con los cuatro amigos a quienes les cambió por libros los trompos y las cometas. Sabía muchas cosas que simplemente no se debían saber, comoque San agustín usaba debajo del hábito un jubón de lana que no se quitó en 14 años y que analdo de Vilanova, el nigromante, se volvió impotente desde niño por una picadura de alacrán.
Una vez, Alfonso se metió un rollo de páginas al bolsillo y las perdió una noche en la casa de las muchachitas que se acostaban por hambre. Cuando el viejo se enteró, en lugar de armar un escándalo, comentó muertode risa que aquel era el destino natural de la literatura. En cambio, no hubo poder humano capaz de persuadirlo que no se llevara los tres cajones cuando regresó a su aldea.
Había pasado una semana negra con los preparativos finales del viaje, porque a medida que se aproximaba la hora se le iba descomponiendo el humos y las cosas que ponían en un lugar se le aparecian en otro, asediado por losmismos duendes que atormentaban a Fernanda.
Germán y aureliano se hicieron cargo de él. Lo auxiliaron como a un niño, le prendieron los pasajes y los documentos migratorios en los bolsillos, le hicieron una lista pormenorizada de todo lo que tenía que hacer desde que saliera de macondo hasta que desembarcara en Barcelona, pero de todos modos echó a la basura sin darse cuenta un pantalón con la mitaddel dinero. La víspera del viaje señaló con una especie de bendición procaz los montones de libros y dijo a sus amigos” ahí les dejo esa mierda”.
Tres meses después recibieron en un sobre grabde 29 cartas y mas de 50 retratos que se le habían acumulado en el ocio de altamar. En las primeras contaba con su habitual humor las peripecias de la travesía pero con el transcurso de los días la realidadde abordo le importaba cada vez menos porque a medida de que el barco se alejaba, la memoria se le iba poniendo más triste. Lo mismo pasaba con los retratos, en los primeros parecía feliz con su camisa de inválido y su mechón nevado pero en los últimos se le veía con un abrigo oscuro, bufanda de seda, pálido y taciturno.
Germán y aureliano le contestaban esas cartas. El viejo, aturdido por dosnostalgias enfrentadas, perdió su maravilloso sentido de la realidad hasta que terminó por recomendarles a todos que se fueran de Macondo y que olvidaran todo lo que él les había enseñado del mundo y del corazón humano.
Alvaro fue el primero que atendió el consejo de abandonar Macondo. Lo vendió todo, incluso el tigre que tenía en el patio de su casa y compró un pasaje eterno en un tre que nuncaacababa de viajar. En las tarjetas postales que mandaba describía las imágenes que había visto desde la ventanilla del vagón: Luisiana, Kentucky, Arizona y Michigan.


Luego se fueron Alfonso y Germán, un sábado y nunca se volvió a saber de ellos. Un año después de la partida del sabio catalán, el único que quedaba en Macondo era Gabriel, a merced de la caridad de Nigromante y contestando los...