Nicholas Wilcox Trilog a Templaria 01 Los falsos peregrinos

Páginas: 460 (114856 palabras) Publicado: 31 de mayo de 2015




Nicholas Wilcox
Trilogía templaría I
Los falsos peregrinos














Traducción de Juan Eslava Galán

























® Planeta

Este libro no podrá ser reproducido,
ni total ni parcialmente, sin el previo
permiso escrito del editor.
Todos los derechos reservados

Título original: The templar trilogy (I). The false pilgrims

© Nicholas Wilcox, 2000
© por la traducción, JuanEslava Galán, 2000
© Editorial Planeta, S. A., 2001
Córsega, 273-279. 08008 Barcelona (España)
Diseño de la cubierta: adaptación de la idea original de Jordi Salvany
Ilustración de la cubierta: foto © Albert Chust
Fotografía del autor: © T. Armenteros
Primera edición en Colección Booket: junio de 2001
Segunda edición en Colección Booket: setiembre de 2001

Depósito Legal: B. 35.746-2001
ISBN:84-08-03965-2 Impreso en: Litografía Roses, S. A.
Encuadernado por: Litografía Roses, S. A.
Printed in Spain - Impreso en España

Escaneo/Revisión: Warlok72, 2004

Biografía

Nicholas Wilcox (Lagos, 1958) es graduado en Historia por la Universidad de Oxford. Ha viajado por todo el mundo, primero como reportero free lance y después como productor de la BBC, y ha residido sucesivamente en BuenosAires, Marsella, El Cairo, Madrid y Florencia. En la actualidad se dedica exclusivamente a la escritura. Desde que enviudó ha establecido su residencia en un viejo molino rehabilitado del río Wye, en las montañas de Gales, donde vive con un perro y un gato. Gran admirador de España, pasa temporadas en la sierra de Cazorla, Jaén, dedicado a observar pájaros. Es miembro de la Royal OrnithologicalSociety.

PREFACIO


San Juan de Acre, Tierra Santa, viernes 18 de mayo de 1291

El estruendo de los tambores sarracenos al otro lado de la muralla impedía entenderse a los cruzados aunque se gritaran al oído. Las flechas llovían sobre las barbacanas, sobre las callejas y sobre los tejados.
A media mañana cambió la dirección del viento y el humo de los incendios veló el sol como si una tormenta seabatiera sobre la ciudad. Entonces la tierra tembló ligeramente y los tambores enmudecieron.
De pronto, los sarracenos abandonaron el combate, descendieron apresuradamente sus escalas de asalto y se retiraron en desorden, atropellándose unos a otros, a través del campo sembrado de cadáveres.
Los que repelían el ataque desde las almenas se miraron perplejos.
El rumor subterráneo fue creciendo en losalrededores de la puerta de San Antonio.
—¡Es la mina! —gritó uno de los venecianos que defendían el antemuro de la Torre Maldita.
El aviso llegó demasiado tarde. El rumor aumentó hasta convertirse en un estruendo ensordecedor, la tierra cedió bajo la Torre Maldita y los sillares se desencajaron y estallaron despidiendo una lluvia de esquirlas afiladas que sembró la muerte alrededor. La Torre Malditase desprendió del muro y se desplomó con estrépito. Al amparo de la espesa nube de polvo, la muchedumbre de mamelucos trepó por los escombros e irrumpió ululante en la ciudad. Desde la barbacana interior, Guillermo de Beaujeau, maestre del Temple, acudió a atajar la invasión al frente de una docena de freires, pero, al levantar la espada para arengar a los suyos, una flecha emplumada le acertó enla axila, el único espacio del cuerpo desprotegido por la cota de malla. Nadie lo advirtió, porque el astil se rompió cuando el maestre bajó el brazo, pero el hierro había penetrado casi un palmo. Herido de muerte, Guillermo de Beaujeau tiró de las riendas y se retiró hacia la zaga. Sus desconcertados escuderos lo siguieron.
¡El gran maestre del Temple flaquea ante los sarracenos! Su mariscal,Beltrán de Bonlieu, se acercó a suplicarle que no abandonara el combate.
—Messire, por caridad, si los templarios desamparan la puerta de San Antonio, Acre está perdida —le dijo.
El gran maestre, mortalmente pálido bajo su yelmo de acero, respondió:
—Seigneurs, je ne puis plus car je suys mort. Vees le coup. (Señores, yo no puedo hacer más porque estoy muerto. Vean la herida.)
Entonces repararon...
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