Nietzsche

“Habla el desengañado
yo buscaba grandes hombres
y he encontrado sólo el cómico de su ideal “
Friedrich Nietzsche 




En la memoriade mi cuerpo hay un jardín enorme
un cuarto entero en el que cabe todo lo que busco:
la reiteración del gesto siempre nuevo
la lluvia que ahora mismo no cesa
una verdad
río.

Veíamos las colmenasdesarmándose y era entramar, buscar la palabra vértebra
nada terso el mundo, mar adentro y así la diáspora, esa disgregación vaporosa de los días
tragaluz.
Verdades tan dorsales salían de la boca,dejándonos anaranjados y espumantes
cómo perdernos en lo símil. Yo deseo soltar atávicos modos, cómo cuesta arriba dejar atrás
desata.
Podría abotonar cada uno de los sonidos que traías, collar acorde,perlas rumorosas, y así decorar el tiempo. Vestirlo.

La muerte de tu voz me halló descarrilada.

Hay un rayón en el muro del cuarto, tanteo huelo
la luz que ingresa irrefrenable e impacta simple sobreel amarillo de la pared arrugada.

Vivimos una temporada de lineas divisorias, éramos dos costados orillándose
ese vértigo de liebres huyendo hacia la maleza entreverada
tanto anudarse para dar
mata.La malva cadencia del rumor: el ideal es sólo un recuerdo tentándonos hacia atrás, la exaltación pujante en sentido rival.
Los míseros juegos que reducen el mundo a ínfimos recintos, esa ostrácicamanera de guardarse en
íntimos altares. Se quedan solos, con la perlita una y otra vez relamida. La triste numeración,
cuentagotas. Afuera el mar.
Me resisto a lo angostado, prefiero el desborde sinatavíos, lo que no cabe en el cuenco, la luz del sol o de esta lámpara filtrándose por las hendijas. Lo hondo, bucear en el silencio la estela de otro gesto, dejarte ir. Enterarme. Y sí, la miradaatenta.

Aún agonizante yace tu voz en el cuarto oscuro.

Iluminar los contornos. Tanto tacto. Poro que se abre. Alguna vez hubo océano cubriéndolo todo. Hoy hay oleaje, finísimos hilos de sal sobre las...