No llames amor a tu hipocresía

No llames amor a tu hipocresía
“Cada uno de los movimientos de los individuos se realizan por tres razones: por honor, por dinero o por amor” –Napoleón I

No saludó al entrar. Yo estaba repasando la mejor de mis navajas. Cuando lo reconocí me puse a temblar. En ese instante se quitaba el cinturón con la pistola. Lo colgó de uno de los clavos del ropero. Me pidió que lo afeitara. Se sentó. Lecalculé cuatro días de barba. Los cuatro días de la última excursión en busca de los nuestros. Preparé el jabón, pronto subió la espuma. Él, amenazante no cesaba de hablar. Yo estaba aturdido. Anudé una sábana al cuello de mi cliente. El hombre cerró los ojos y esperó la suave caricia del jabón. Jamás lo había tenido tan cerca, sólo aquella vez que ordenó que el pueblo desfilara para ver los cuerposmutilados. El capitán Torres. Seguía parloteando con los ojos cerrados. Yo le respondía con aire falsamente desinteresado. Continué enjabonándole la barba. Tendría que afeitar esa barba como cualquier otra. Yo era un revolucionario clandestino, pero también un barbero orgulloso de la pulcritud en su oficio. La piel iba apareciendo. Hice una pausa para limpiar la hoja. Abrió los ojos y sacando unade las manos palpó la zona del rostro libre de jabón. Torres no sabía que yo era un enemigo. Iba a ser difícil explicar que lo tuve entre mis manos y lo deje ir tranquilamente, vivo y afeitado.
La barba había desaparecido casi completamente. Maldita la hora en que vino, porque yo soy un revolucionario pero no soy un asesino. Yo podría cortar este cuello, no le daría tiempo de quejarse. ¿Asesino ohéroe? Del filo de esta navaja depende mi destino. Pero yo no quiero ser un asesino. Usted vino a que yo lo afeitara…No quiero mancharme de sangre, de espuma y nada más. La barba había quedado limpia. “Gracias”, dijo. Tomó sus pertenencias. Yo debía estar pálido. Extrajo unas monedas para pagarme el importante servicio. En el umbral se detuvo y volviéndose me dijo: “Me habían dicho que usted memataría. Vine para comprobarlo. Pero matar no es fácil. Yo sé por qué se lo digo”. Y siguió calle abajo.
¿Asesino o héroe? Es esta la pregunta que retumba en mi cabeza después de leer el cuento Espuma y nada más de Hernando Téllez. Los revolucionarios han existido desde los inicios de la humanidad y siempre son recordados, ¿Cómo olvidar a quien cambió la historia? Por esas personas que pensarondiferente es como es nuestra sociedad actual. Teniendo esto tan presente, brindamos homenajes increíbles a estos individuos, desde una marcha apoyando sus ideas, hasta un premio nobel o un monumento en su nombre. Estos ídolos para la sociedad no son más que habladores de los deseos que su comunidad había guardado durante mucho tiempo. Buenos deseos son estos, pero entonces, ¿por qué al preguntarpor el mismo líder encontramos que muchos los consideran un héroe, pero a su vez para otros tantos no es más que un asesino?
La respuesta es muy simple. Se convirtieron en lo que más odian. Al final del cuento, esta persona sin darse cuenta o en ocasiones a propósito, realiza las mismas acciones que en sus inicios ideológicos aborreció. Y esto pudo darse por diversas causas, pero generalmente acausa de los siguientes hechos: olvidaron el amor que los inspiraba a ser revolucionarios, uno de sus ideales fue el fin justifica los medios y por último, en muchas ocasiones los intereses personales primaron frente a los intereses colectivos.
Primero, el amor que inspira a los revolucionarios. Como dijo una vez El Che’ Guevara: “Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo que el revolucionarioverdadero está guiado por grandes sentimientos de amor” Arriesgar tu vida por tus ideales es bastante fácil. Sólo es cuestión de decir lo que piensas en nombre propio. Basta con ver los cientos de personas que mueren un día cualquiera sólo porque a otro le disgustó le disgustó su opinión. Pero arriesgar tu vida no solo en tu nombre, sino en nombre de una comunidad entera, es casi que asegurar tu...