Nose

En los oídos de los dirigentes sirios aún suenan las palabras de Erdogan quien dijo hace un año: “Bashar al-Assad es mi amigo y hermano”, pero ahora dice que Assad debemarcharse.
Esta política del gobierno de Erdogan tiene críticos también en el interior. Éstos se preguntan por qué Erdogan y sus correligionarios ahora son más papistas queel papa y cuáles son las nuevas prioridades de la diplomacia turca ante los vecinos. Hace unos años, Ahmet Davutoglu declaró la pomposa teoría de “tensión cero con losvecinos” como el eje de la nueva política exterior del país.
Pero la actuación de los últimos seis meses del gobierno de Ankara ante algunos vecinos, incluyendo a Siria,indica que la teoría de Davutoglu sigue en el papel. Por otra parte, da mucho que pensar la aparición de altibajos en la política turca ante los acontecimientos del último añoen el Oriente Medio y el norte de África, desde Túnez hasta Baréin y Siria.
En medio de las revoluciones de Túnez y Egipto, Erdogan hablaba de la presentación del modelo degobierno de Turquía a estos países, sin recordar que el Partido Justicia y Desarrollo,de carácter islámico, con tres victorias en elecciones parlamentarias consecutivas enTurquía, ha sido fruto del principio de la confrontación de la sociedad musulmana turca con el laicismo. Entonces, ¿cómo es que Erdogan, con sus antecedentes islamistas,defiende el laicismo para servir de modelo para un país como Egipto?
Entretanto, las posturas muy criticadas de Ankara ante Libia y su apoyo abierto al sistema político deGaddafi en los primeros meses de la revolución libia, no dejaron nada a Erdogan para defender y colocaron prácticamente a Turquía al margen de los avatares de la región.