nosequeponer

¿Quién es Dios-Padre, Dios-Hijo y Dios-amor?

Ese Dios que Jesús vivió y que nos invita a recibir y a corresponder, es el Dios que «desde» Jesús despliega su ternura incondicional, su soberaníade cariño –y no de poder– en tres dinámicas, en tres rostros que anidan en su ser amor:

- Es nuestro «Abbá creador», nuestra roca firme y sólida, nuestro suelo, la tierra en la que echar raíces conconfianza y sin temor. En estos tiempos de tanto desarraigo, de tanta inseguridad humana (social y personal), la ultimidad del Padre se presenta como el sostén de nuestra vida, como la morada dondetoda intemperie se diluye y desaparece, el seno que cobija, que abriga.

- Es nuestro «Hermano Redentor»; el Hijo a quien podemos asirnos para ser verdaderos seres humanos. En tiempos de tantadesorientación, cuando uno se confunde –y se nos engaña– y se empaña cuál es el modo auténtico de vivir, el modo de ser y de proceder, las actitudes y los deseos, los sueños y los compromisos del Hijo seofrecen como el «camino verdadero que conduce a la Vida» (Jn 14,6). La persona de Jesucristo se nos presenta como nuestra brújula; mejor aún, como la «fuente» que, al igual que ocurrió con lasamaritana, calma y sosiega nuestra sed (Jn 4,1-42). ¿Y no podrá más el Adversario? ¿No será más poderoso el «mundo»? Son preguntas que nos hieren en tiempos de tanta incertidumbre, de tanto desconcierto conrespecto al futuro que nos espera. Resuena en mis oídos la frase del propio Jesús: «que no se angustie su corazón... tengan valor, pues yo he vencido al mundo» (Jn 16,30).

-Es nuestro «Espíritutransformador». El Espíritu que el Hijo derramó sobre nuestros corazones al pie de la cruz. El Defensor que tenemos en estos tiempos de tanto desvalimiento e indefensión psicológica, social y cultural.Es quien nos fortalece y nos llena de su fuerza para resistir los golpes del antirreino, quien nos alienta frente aldesánimo que suscita una mirada superficial y epidérmica sobre nosotros y sobre el...