Ontogenia y Filogenia Gould

Psicoanálisis freudiano Texto original: Stephen Jay Gould, “Ontogeny and phylogeny”, The Belknap press of Harvard University press, 1977, USA. Capítulo: 5 “Pervasive Influence”, apartado sobre Psicoanálisis freudiano.
Traducción: Joaquín Areta

Stephen Jay Gould

W. M. Wheeler, estudioso de insectos sociales y uno de los biólogos más perceptivos y mejor educados de nuestro siglo, teníapoca simpatía por la psicología victoriana. Se regocijaba en Freud, Jung, Adler, Jones y Ferenczi y expresaba su complacencia en una alocución de 1917, “Sobre los instintos“. De la escuela vieja escribió:

Después de leer cuidadosamente durante los pasados veinte años una pequeña librería de psicologías de rosas de agua del tipo académico y notando cómo sus autores ignoraban o apenas insinuaban laexistencia de tan estupendos y fundamentales fenómenos biológicos teles como hambre, sexo y miedo, yo no debería disentir con, digamos, un crítico imaginario recién llegado de Marte, que podría expresar la opinión de que muchos de estos trabajos se leen como si hubiesen sido compuestos por seres que han sido nacidos y alimentados en un criadero, castrados en la temprana infancia, y alimentadospor cincuenta años continuamente a través de un tubo con una caudal de líquido nutricio de una composición química constante.

Sin embargo, entremedio de estas alabanzas para Freud, leemos una nota de
delicada precaución – un área donde Wheeler sentía que quizá Freud estuviera pretendiendo demasiado de la biología evolutiva: “En nada está mejor visto el corage de los psicoanalistas que en su usode la ley biogenética. Ellos efectivamente emplean aquel gran slogan biológico del siglo diecinueve con tal falta de temor, que hace que los tímido biólogos del siglo veinte se queden sin aliento”.
Sigmund Freud tenía dos razones fuertes para una predisposición favorable hacia la doctrina de Haeckel. El fue, antes que nada, formado como un biólogo durante la era de su dominación. En segundolugar, era un Lamarckiano devoto y se mantuvo como tal durante toda su larga vida (ver página 80-88 para ver por qué la recapitulación encuentra una justificación casi automática bajo la noción lamarckiana de herencia). En su último trabajo Moisés y la religión monoteísta (1939) Freud se mantuvo firme a pesar de que la biología evolutiva había abandonado la creencia favorita de él: “Además, nuestrasituación es dificultada por la actitud presente de la ciencia biológica, que no quiere saber nada de la herencia, en los descendientes, de unos caracteres adquiridos. Nosotros, por nuestra parte, con toda modestia confesamos que, sin embargo, no podemos prescindir de este factor en el desarrollo biológico”.
Freud era un recapitulacionista devoto – y así lo decía claramente y a menudo: “...cadaindividuo repite abreviadamente en su infancia, de alguna manera, el desarrollo todo de la especie humana...” (De las Conferencias de Introducción al Psicoanálisis de 1916); o “Una proporción parecida gobierna la relación entre ontogénesis y filogénesis. La primera puede considerarse como una repetición de la filogénesis en la medida en que esta no es modificada por un vivenciar más reciente. Pordetrás del proceso ontogenético se hace notar la disposición filogenética.” (del prefacio de 1914 a la tercera edición de Tres Ensayos de Teoría Sexual, 1905). Exposiciones como estas han sido citadas antes como testimonios aislados de la convicción de Freud. Pero el rol central de la recapitulación en la totalidad de su sistema ha sido notado raramente (agradezco a Frank Sulloway y RobertMcCormick de Harvard’s History of Science Department por guiarme a traves de esta literatura y por identificar claramente el rol de la recapitulación en el pensamiento de Freud. Ver Sulloway [en prensa] para más detalles y para una evaluación general de las influencias biológicas en Freud).
En una carta de 1897 a Fliess, antes de que hubiera formalizado la teoría de los estadios psicosexuales, Freud...