oruga
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Carmen Escallón Góngora
DE LA ORUGA A LA MARIPOSA
PARA SUBIR AL CIELO SE NECESITA UNA ESCALERA GRANDE
Y OTRA CHIQUITA
CICLO DE VIDA DEL SER HUMANO: DE LA SOMBRA HABLADA
HASTA LA ADOLESCENCIA
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Car men Escallón Góngora
Todo niño al nacer asume el haber nacido, el deseo de haber aparecido en forma humana sobre la tierra, con independencia del
deseo del padre y de la madre
Francoise Doltó
La vida del ser humano es un continuo transcurrir de nacimientos y muertes, formas
diferentes de metamorfosis, paso de la quieta y misteriosa oruga a la extasiante y alada
mariposa. Es un ciclo que va desde los orígenes de lo humano, desde el misterioso homo
sapiens hasta el homo sapiens sapiens, mono que adquiere conciencia, capacidad de
pensarse, de reconocerse, de comprender su mortalidad.
Ese legado filogenético le proporciona al humano la condición biológica del amor, una
condición de vivir en el respeto por la especie y por las que le rodean. Tal legado ha sido
pisoteado por la cultura muchas veces, siendo posible afirmar hoy que el humano es
biológicamente un ser inofensivo, no dotado de incisivos prominentes, ni de garras, pero
que aprende muy temprano a ser ofensivo para sus semejantes, atacando con la palabra, con
los actos y con el lenguaje corporal, hasta el punto de arrojar material nuclear sobre poblaciones enteras y destruir miles y miles de niños, jóvenes y viejos, por la avaricia y el
odio.
*
Ca rmen Escallón Góngor a. Médica Cirujana y Pediatra de la Universidad de Cartagena. Terapeuta Familiar Sistémica
del Instituto Familiar Sistémico Argentino. Estudios en salud mental del niño, la familia y la comunidad en el Instituto de
Salud mental de Trieste Italia. Humanista, Cuentera. Docente de la Universidad de Cartagena. Puericultora. Docente Invitada de la Universidad de Antioquia. Jefa del Departamento de Pediatría de la Facultad de Medicina, Investigadora.
carmenescallon@yahoo.com
De la Oruga a la Mariposa
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Carmen Escallón Góngora
El ciclo de vida humano tiene una razón: conservar un planeta vivible y habitable para que
siga la vida, un planeta que debe entregar conforme a la manera en que fue recibido un día
de sus antecesores, los primates. Es ésta la razón de la vida, pese a que algunos humanos
hayan perdido el sentido de la vida y pretendan una vida dolorosa para ellos y los demás de
su especie.
El ser humano, desde sus orígenes, recorre un ciclo que lo lleva a convertirse en una
mariposa y, para ello, pasa por profundas transformaciones. En esas metamorfosis va
denudándose y adquiriendo pieles cada día. Es así como el cuerpo se constituye en la
pizarra donde está escrita la historia; la piel humana está poblada del ciclo vital; allí, en ese
tegumento, está inscrita la estación uterina, la infancia, adolescencia y adultez; las
ganancias y pérdidas, los encuentros y los desencuentros; los misterios, los asombros, los vacíos, las tristezas, la siembra, la cosecha, los abrazos y los abandonos.
El ser humano posee tantas muertes como nacimientos, va por la vida dejando pieles y
ganando sensaciones. Piel nueva que acaricia, que sana, que nutre. No es posible crecer sin
crisis y para superarlas y superarlas con fortaleza, es indispensable saberse parte de una
familia sana.
Durante el vivir, el ser humano se va encontrando con hechos que le asombran, que le
estremecen, que le muestran el carácter sagrado de la vida. Vive momentos que le hacen
introducir a su novela familiar un antes y un después. Cada paso de una etapa de la vida a
otra es una oportunidad de salvación y sanación natural, algo así como si el propio ...
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