Paco
Te diré, Enric, que esteasunto en concreto me llamaba la atención desde hace mucho tiempo. Mi hipótesis ha sido siempre que subirse a una escalera mecánica es como montar en bicicleta o caminar, que una vez que lo aprendes lointeriorizas y las siguientes veces no necesitas mantener el equilibrio conscientemente. Curiosamente, y dado que la naturaleza me ha provisto de dos criaturas (ahora tres, pero eso es otra historia yserá contada en otro momento) con las que puedo experimentar, te diré que he llevado a cabo experimentos no científicos sobre el asunto, y que puedo dar la siguiente información:
Cuando un niño sesube por primera vez a una escalera mecánica, a pesar de que está viendo que se mueve, se cae hacia atrás (se vence, no llega a caer, por lo menos en mis experimentos) y debe agarrarse al pasamanospara mantener el equilibrio. Toda la maniobra va acompañada de una sonrisa boba adorable y una cara de mareo, con sonidos tipo “¡uau!”, mientras papá, a medio metro por detrás, con las manos extendidaspor si acaso, observa la maniobra con mezcla de precaución y regocijo. La segunda, tercera y cuarta veces el mecanismo inconsciente de equilibrio (llamémoslo así) ya ha entrado en funcionamiento y lasentradas en la escalera son más estables. La quinta vez que mis hijos subieron a una escalera mecánica del corte inglés lo hicieron “en automático”, sin necesitad de controlar conscientemente su...
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