Pagarás su pecado


“Pagarás su pecado”
Y una tarde se conocieron.
El sol brillaba abrasador, como suele ocurrir en aquella Ciudad Cordial; mientras la juventud disfruta del lago y de la sombra compasivade los viejos árboles del Parque Gral. Manuel Belgrano que, como un oasis, cobijan el desenfreno lógico de esos años de búsqueda del ser amado o por amar, y hacen que las horas pasen en esaarmonía entre el cielo y el infierno.
Ella estaba junto a una amiga; y él, un forastero, no pudo dejar de verla. Su mirada insistente, un paseo para mostrarse, el apuro por su escasotiempo y su espíritu lo llevaron a dar el primer paso y presentarse, preguntado cualquier estupidez que le permitiera cruzar palabras con ella.
Y allá fue. Del saludo surgió la presentación, elpedido de ayuda por su desconocimiento de la Ciudad, un halago a la belleza de las mujeres, a las comidas lugareñas y a la cerveza. Indudablemente, un sabedor de las cosas que todo pobladordel lugar quiere escuchar.
Los encuentros por “casualidad” se sucedieron, en aquel parque en donde los dos sabían que reencontrarían al otro, que también lo esperaba ansioso e intrigadopor aquello que podía transformarse en algo mas que simples charlas y risas.
Ella, trabaja para ayudar a su Madre; él, viaja periódicamente desde su lugar de origen por cuestiones de trabajo.Ella es hermosa, y él no está dispuesto a dejar que se le escape la oportunidad de ser y que sea parte de su vida.
Los encuentros se repiten, caminatas, paseos en auto, salidas a cenar yno tardan en darse cuenta que se gustan, quizás se quieran y hasta lleguen a amarse, con ese cosquilleo que sólo activa el deseo.
Pasado un tiempo no había secretos y los dos, sabiendo losriesgos que corrían, continuaron con su relación. El cielo y el infierno ya no eran ajenos a los tiempos que vivían, y a pesar de todo seguían amándose. Como es el amor, sin porqué…