Pedazo de revista urbanista
El crecimiento de las ciudades y la urbanización del mundo es uno de los hechos más impresionantes de los tiempos modernos. Aunque es imposible establecer en forma precisa qué proporción de la población total mundial, estimada en 1.800.000.000 dehabitantes, es urbana, el 69,22 % de la población total de aquéllos países que sostienen la distinción entre áreas urbanas y rurales, lo es (Pearson, 1935).
Más aún, considerando el hecho de que la población del mundo está muy desigualmente distribuida y que en algunos de los países sólo recientemente tocados por el industrialismo, el crecimiento de las ciudades no ha sido muy intenso, estepromedio subestima la extensión alcanzada por la concentración urbana en aquellos países donde el impacto de la revolución industrial ha sido más violento y de fecha menos reciente.
Esta transformación de una sociedad rural en una predominantemente urbana, acaecida en áreas industrializadas tales como los Estados Unidos y el Japón en el lapso de una simple generación, fue virtualmente acompañada porcambios que han afectado profundamente todos los aspectos de la vida social.
Son estos cambios y sus ramificaciones los que llaman la atención del sociólogo al estudio de las diferencias entre los modos de vida rural y urbano. El mantenimiento de este interés es un prerrequisito indispensable para la comprensión y posible dominio de algunos de los más cruciales problemas contemporáneos de lavida social, pues promete suministrar una de las perspectivas más reveladoras para la intelección de los cambios que están ocurriendo en la naturaleza humana y en el orden social 1.
Dado que la ciudad es producto del crecimiento antes que de una creación instantánea, puede suponerse que las influencias que ejerce sobre los modos de vida no logran extirpar por completo los modos previamentedominantes de asociación humana. Por lo tanto, y en un grado mayor o menor, nuestra vida social muestra huellas de una temprana sociedad folk, de la que son modos característicos de instalación las granjas, la hacienda (“manor”) y la villa. Tal influencia histórica está reforzada por la circunstancia de que la población de la ciudad misma es en gran medida reclutada en el campo, donde persiste un modo devida que recuerda aquella forma primera. De aquí que no nos sea dado esperar el hallazgo de variaciones abruptas y discontinuas entre los tipos urbano y rural de personalidad. La ciudad y el campo deben ser vistos como dos polos y todos los establecimientos humanos tienden a acomodarse con relación a uno u otro de ellos.
Tomando la sociedad urbana-industrial y la sociedad folk-rural como...
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