pensamiento de un ejidatario

A el ejido de la Labor

Regreso con mi familia a través de un largo, largo viaje, siempre en mi mente pensé que un día habría de regresar a algún lado de este mi México, mi tierra. Pasé muchos años y muchas cosas en el otro país, en aquel poderoso país, lleno de poder el cual usa para romper y maltratar otras soberanías pero también lleno de gente, buena la mayoría, con la que uno se acompaña,convive, disfruta.

Llegamos a la tierra de mi mujer, Cruz, con Aurora con nosotros, la profunda crisis en los Estados Unidos nos regreso a este lugar donde todavía se veneraba al amo, hace tiempo que en mi lenguaje no usaba esa palabra, y toda mi vida me rebelé contra cualquier forma de veneración o subordinación, ante el amo, ante el sacerdote, o ante cualquier otro cabrón que creyera que eramás que yo, y eso le ensañaba a mis hijos, que nadie estaba por encima de ellos y que ellos no estaban por encima de los demás.

Sabía que aquí viviría, que aquí haría mi casa, y que para lograrlo tendría que desafiar al amo y todo lo que lo acompañara. Eso quedó claro en el momento que se presentó ante mí y me dijo que podía quedarme en ese lugar abandonado, decía que le pertenecía y todo loque hubiera en sus tierras, supongo que creía que las personas le pertenecíamos también, lo enfrente y le dije que la constitución me permitía libre tránsito y que por ello podía estar en cualquier lugar que yo quisiera, pero sólo chasqueo y me advirtió que trabajara y que una parte de la cosecha sería de él, y que si necesitaba algo, que en la tierra de raya podía inscribirme. Ese día se sellonuestro destino.

Tenía mucha confianza pues yo sabía ya de la existencia de los ejidos y que Obregón, Calles y mi general Cárdenas por medio de la Revolución ya habían entregado tierras ejidales en muchos estados, y habían repartido tierras ociosas que mantenían los amos como premios, mientras los campesinos podíamos estar muriéndonos de hambre, siempre sin nada y endeudados con ellos en sustiendas de raya, supuestamente prohibidas.

Me informe que ahí no se había repartido nada, que en la Labor era amo y señor Luis Salas y su hijo Jo Salas, ese apellido me perseguiría un buen rato “los salas”, poco iban, pero cuando iban siempre cobraban. Corría el año de 1934 y junto con otros vecinos nos atrevimos a pedir tierras en la Secretaria de la Reforma Agraria, en la Ciudad de México.Supimos poco después ahí mismo que había un supuesto fraccionamiento, a lo que contestamos que era falso, que todo era propiedad de “los Salas”, a lo que nos contestaron, --pues investiguen a estos nombres, supuestamente los dueños de dicho fraccionamiento, hablen con ellos, si es falso y lo probamos el Ejido de la Labor será una realidad, así que consigan sus testimonios y oigan esto, no hablen connadie, ni con sus esposas, no les cuenten, porque cuando se confiesen los padrecitos correrán a contarles a los hacendados y adiós reparto de tierras, me escucharon-- a lo que asentimos, ahí forjamos un primer y profundo pacto mis compañeros y yo, lo que después se convertiría en una gran y profunda amistad.

Investigamos y recolectamos los testimonios, fue increíble ver que unos propietarios noexistían y los que existían no sabían que eran propietarios, “los salas” les seguían cobrando por vivir en sus propias tierras. Con la información y los testimonios La Secretaría nos otorgó la posesión provisional que se ejecutó el 1º de febrero de 1936. Un sueño hecho realidad, una larga lucha, no era fácil ver que la gente común y pobre, que eso era lo que éramos, ganará alguna vez. Ver un díalos papeles firmados por el General Lázaro Cárdenas nos llenó de orgullo.

Los riesgos existieron antes y después, un día rayando el sol, por suerte, alcancé a ver a lo lejos una polvareda, me dio mala espina por lo que alcancé a decirle a mi mujer que le dijera a quien fuera que no estaba y que no tenía idea de cuándo regresaría, resultaron una rauda de cristeros contratados por “los salas”...