plan estadio seguro
En Chile son millones las personas que vibran, se divierten y desahogan con el fútbol, el deporte más popular del mundo,el cual entrega un sinfín de emociones para quienes gozan con su ejercicio.
Este juego -que tiene gente corriendo detrás de un balón- mueve masas y las multitudes se rinden a sus pies. Para unaparte de la población es algo muchas veces inexplicable, tan inconcebible como el comportamiento de algunas personas.
Los humanistas estamos a favor del Plan Estadio Seguro que busca acabar con laviolencia en los recintos deportivos de nuestro país, y que el fútbol se vuelva efectivamente a vivir en familia, sin embargo, la iniciativa del gobierno hace perder la esencia de este deporte; alentaraunque vaya perdiendo el equipo de nuestros amores, el que, muchas veces, pasa a ser parte de la vida de una persona.
Queremos un fútbol con respeto y sin violencia, pero también sinrepresión, una situación en la que el plan gubernamental cae al prohibir elementos que dan vida al espectáculo. Un defecto que, además, profundiza al designar a Cristián Barra como encargado del proyecto, puescomenzó su rol tildando a todos los hinchas de delincuentes, generalizando y discriminando a priori, sobre todo cuando él también tiene problemas con la justicia (ha sido acusado de giro doloso decheques y hurto).
Todos queremos que haya tranquilidad dentro del estadio, pretendemos un buen comportamiento de los asistentes, de la fuerza policial e incluso de los jugadores. Estamos de acuerdocon medidas de control que entreguen mayor seguridad, pero disentimos con la prohibición de componentes fundamentales para apoyar y armar una fiesta que debería ser de todos.
Lamentable fue loocurrido, en ese sentido, con la querida bandita de Magallanes. El plan Estadio Seguro los privó de entrar a un encuentro deportivo, aún conociendo su historia y excelente conducta a lo largo de sus...
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