polifemo y galatea
Arde la juventud, y los arados Peinan las tierras que surcaron antes, Mal conducidos, cuando no arrastrados, De tardos bueyes cual su dueño errantes; Sin pastor que lossilbe, los ganados Los crujidos ignoran resonantes De las hondas, si en vez del pastor pobre El céfiro no silba, o cruje el robre.
Mudo la noche el can, el día dormido De cerro en cerro y sombra ensombra yace. Bala el ganado; al mísero balido, Nocturno el lobo de las sombras nace. Cébase —y fiero deja humedecido En sangre de una lo que la otra pace. ¡Revoca, Amor, los silbos, o a su dueño, El silencio del can siga y el sueño!
Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio,
por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;
goza cuello, cabello,labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo,en polvo, en sombra, en nada.
Francisco de Quevedo
(1580-1645)
A una nariz
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón yescriba,
érase un peje espada muy barbado.
Era un reloj de sol mal encarado, 5
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto, 10
las doce Tribus de narices era.
Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en lacara de Anás fuera delito.
Francisco de Quevedo
(1580-1645)
Letrilla: Don Dinero
Poderoso caballero
es don Dinero.
Madre, yo al oro me humillo,
él es mi amante y mi...
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