Prologo de "Inevitable Desastre" De Jamie McGuire
—Travis —me llamó con voz ronca y las comisuras de sus labios se elevaron—. Ven, cariño. No pasa nada. Ven aquí.
Papá me puso tres dedos en la base del cuello y me empujó hacia delante mientras hablaba con la enfermera.
Papá la llamaba Becky. Vino a casa por primera vez pocos díasantes. Me hablaba con voz suave y me miraba con amabilidad, pero no me gustaba Becky. No era capaz de explicarlo, pero que estuviera allí me daba miedo. Sabía que había venido a ayudar, pero eso no era bueno, ni siquiera aunque a papá le pareciera bien. El empujón de papá me hizo dar unos cuantos pasos hacia delante, lo que me acercó lo suficiente como para que mamá me pudiera tocar. Alargó una manode dedos elegantes y largos y me acarició el brazo.
—No pasa nada, Travis —me susurró—. Mamá quiere decirte algo.
Me metí un dedo en la boca y me lo pasé por las encías con gesto nervioso. Que asintiera la hacía sonreír más todavía, así que me aseguré de mover mucho la cabeza mientras me acercaba a su cara. Usó las pocas fuerzas que le quedaban para inclinarse hacia mí e inspiró profundamente.—Lo que voy a pedirte va a ser muy difícil, hijo. Pero sé que puedes hacerlo, porque ya eres un niño mayor.
Asentí de nuevo e imité su sonrisa, aunque no quería hacerlo. Sonreír cuando ella estaba tan cansada y enferma no me parecía bien, pero mostrarme valiente la hacía sentirse feliz. Así que me porté como un valiente.
—Travis, quiero que escuches con atención lo que voy a decirte y, lo que esmás importante, necesito que lo recuerdes. Eso te va a costar mucho. He intentado recordar cosas de cuando tenía tres años, pero… Se calló, porque el dolor fue demasiado intenso durante unos momentos.
—¿El dolor se vuelve insoportable, Diane? —le dijo Becky al mismo tiempo que clavaba una aguja en el tubo intravenoso de mamá. Mamá se relajó tras unos instantes. Inspiró de nuevo e intentó hablar denuevo.
—¿Lo harás por mamá? ¿Recordarás lo que te voy a decir?
Asentí una vez más y ella me acarició la mejilla con una
mano. No tenía la piel muy tibia y apenas fue capaz de mantener la mano en mi cara unos segundos antes de que le empezara a temblar y la dejara caer en la cama.
—Lo primero, no es malo estar triste. No es malo tener sentimientos. Recuérdalo. Lo segundo, sé un niño todo eltiempo que puedas. Juega, Travis. Haz el tonto. —Su mirada se enturbió—. Cuidaos tú y tus hermanos y cuidad a vuestro padre. Incluso cuando os hagáis mayores y os vayáis, es importante que vengáis a casa. ¿Vale?
Afirmé con fuerza en un intento desesperado por agradarla.
—Hijo, algún día te enamorarás. No te conformes con cualquiera. Escoge a la chica que no sea fácil, esa por la que tengas queluchar, y después no dejes de luchar. Nunca… —inspiró profundamente— dejes de luchar por lo que quieres. Y nunca… —frunció el entrecejo— te olvides de que mamá te quiere. Aunque no puedas verme… —Una lágrima cayó por su mejilla—. Siempre, siempre te querré.
Respiró de forma entrecortada y luego se puso a toser.
—Vale —dijo Becky al mismo tiempo que se colocaba ese trasto de aspecto raro en las...
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